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منتديات فور يو القسم الرئيسي food and agriculture news Los ?ltimos herederos de Adolf Hitler: ?qué pas? con los descendientes vivos del führ
الريــم Senior Member

Adolf Hitler se suicid? el 30 de abril de 1945, cuando el Ejército Rojo rode? su b?nker situado bajo la Canciller?a en Berl?n. Siempre se ha contado que, antes de poner fin a sus d?as, el dictador nazi exigi? en su testamento que no se permitiera a las fuerzas soviéticas que estaban a punto de invadir la capital alemana profanar su cad?ver. Y que, en consecuencia, sus bienmandados lugartenientes lo sacaron al exterior para quemarlo con gasolina. En definitiva, su rastro se borr?. No hay ni una tumba ni un recordatorio que visitar. Pero ?qué pas? con sus familiares,aquellos condenados a cargar con un apellido sin?nimo del mal? Responder a esta pregunta fue la motivaci?n del periodista y escritor David Gardner antes de embarcarse en una labor de investigaci?n de los portadores del apellido del führer nazi que ha dado como resultado un ensayo, publicado en espa?ol bajo el t?tuloEl linaje de Hitler(Pinolia).

En el pr?logo del libro se explica que, all? por 1976, el director de un peri?dico brit?nico le habl? a la escritora Beryl Bainbridge de la existencia de un diario escrito por una mujer que se hac?a llamar Brigid Hitler, en el que esta irlandesa afirmaba no solo que Adolf Hitler era su cu?ado, sino que hab?a visitado Liverpool en 1912. La mujer hab?a conocido al elegante Alois, medio hermano de Adolf, en Dubl?n, en 1909, y enseguida se fug? con él a Inglaterra. Los Alois Hitler se instalaron en una vivienda alquilada en la zona de Toxteth de Liverpool, ciudad en la que en marzo de 1911 nacer?a su hijo William Patrick. Aunque Alois anunci? en mayo de 1914 que se marchaba a Alemania, donde esperaba resucitar su carrera en el sector de las maquinillas de afeitar. Su hijo, que entonces ten?a tres a?os, no volver?a a ver a su padre en m?s de una década.

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William Patrick Hitler, con el uniforme de la Marina de Estados Unidos.
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El mencionado diario de Bridig, redactado a?os después de que Alois abandonara a la familia, est? depositado en la Biblioteca P?blica de Nueva York. Y hablando de abandonos, Alois fue acusado de bigamia por contraer matrimonio con su esposa alemana, con quien tuvo otro descendiente (Heinz Hitler), cuando todav?a estaba casado con Brigid. “Alois Hitler padre era un mujeriego impenitente y un mat?n arrogante que se cas? tres veces y siempre insisti? en que se dirigieran a él con su t?tulo completo de funcionario de aduanas austriaco de rango medio”, explica Gardner en su libro. “Alois hijo era el hijo de su padre, un b?gamo y un bebedor empedernido que pegaba a su mujer y a su hijo y se deleitaba actuando por encima de su posici?n social. Ambos ten?an la astucia necesaria para salir airosos de situaciones potencialmente desastrosas. Alois padre, protegiendo su reputaci?n profesional a pesar de los esc?ndalos recurrentes de sus aventuras rom?nticas; su hijo, eludiendo la c?rcel por bigamia y sobreviviendo relativamente indemne a la ca?da del Tercer Reich de su hermano”.

El libro est? centrado principalmente en la fascinante historia de William Patrick Hitler, quien experiment? en primera persona el ascenso de su t?o al poder como l?der del Partido Nacionalista Obrero Alem?n mediante una campa?a de brutalidad e intimidaci?n y, después de la invasi?n de Polonia, el estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939. “Como el resto del mundo”, apunta Gardner, “William Patrick no conoci? la existencia del Holocausto, la persecuci?n de los jud?os por parte de Hitler que cost? la vida a seis millones de personas, hasta después de la Segunda Guerra Mundial, el conflicto m?s mort?fero de la historia, con una cifra estimada de entre 70 y 85 millones de v?ctimas mortales”.

Arrestado por la Gestapo

Seg?n la investigaci?n del redactor de Newsweek, William Patrick fue educado en colegios ingleses y no conoci? a su célebre t?o hasta 1929, en el Congreso de N?remberg del Partido Nazi. En 1933 se fue a vivir a Alemania y, durante los seis a?os siguientes, estuvo bajo la vigilancia constante del propio Hitler y de dignatarios como Rudolf Hess y Ernst Wilhelm Bohle, encargado de todos los alemanes residentes en el extranjero y director de las actividades de la Quinta Columna. Durante la purga de sangre de 1934 en Alemania, el sobrin?smo fue arrestado por la Gestapo y, tras pasar un par de d?as retenido, fue liberado gracias a la intervenci?n de funcionarios diplom?ticos brit?nicos.

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Saludo entre Francisco Franco y Adolf Hitler en la estanci?n de Hendaya en 1940.
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“Trabaj? en la f?brica de autom?viles Opel, pero un Führer que se sent?a ofendido en su dignidad le impidi? seguir una carrera de ingenier?a y ventas”, rezaba un expediente del FBI con informaci?n proporcionada por el propio protagonista. “El joven Hitler era llamado con frecuencia a las alfombras del canciller y recib?a advertencias inequ?vocas contra la revelaci?n de la vida familiar hitleriana, y su libertad para buscar empleo se ve?a coartada a cada paso. Cat?lico devoto, nunca suscribi? las doctrinas nazis y observ? con horror los ataques contra su Iglesia. Finalmente, en 1939, le dijeron que deb?a aceptar la ciudadan?a alemana, pero se escabull? del Tercer Reich hasta Inglaterra, donde se reuni? con su madre y parti? hacia América”.

Est? documentado que William y su madre llegaron a Nueva York en marzo de 1939, unos seis meses antes de la invasi?n alemana de Polonia, en busca de una nueva vida, una liberaci?n de la carga de su nombre. El inglés pas? una temporada gan?ndose la vida impartiendo conferencias en universidades americanas sobre sus experiencias en Alemania y los deseos man?acos del t?o Adolf de dominar el mundo. El FBI no se interes? por entrevistarle hasta tiempo después de que escribiera al presidente Franklin D. Roosevelt pidiéndole ayuda para alistarse en el ejército estadounidense y poder luchar contra su t?o. Fue entonces cuando confes? a un agente especial que tanto él como su madre, Brigid, hab?an sido despedidos de sus trabajos en Londres por su relaci?n con el dictador alem?n. De hecho, en lugar de viajar como hijo del hermanastro de Adolf Hitler, Alois, William Patrick adopt? el seud?nimo de Carter Stevers para cruzar el Atl?ntico a bordo de un transatl?ntico francés.

Miedo a un atentado

A pesar de todo, todav?a existen dudas sobre el verdadero motivo por el que William Patrick abandon? Alemania. ?Lo hizo porque le horroriz? lo que vio, o simplemente porque su t?o no quer?a darle un trabajo decente? Dos de sus antiguos socios dijeron que el brit?nico se acab? oponiendo vehementemente a Adolf Hitler y a todo lo que representaba su régimen porque estaba resentido ya que su t?o no le hab?a ofrecido un puesto m?s lucrativo en el Tercer Reich. Seg?n un escritor descrito en un informe del FBI como Informante confidencial n?mero 2, “el sujeto Hitler era un individuo extremadamente perezoso, no ten?a iniciativa y buscaba constantemente un puesto bien remunerado con poco trabajo. En su opini?n, si Adolf Hitler le hubiera conseguido un puesto importante y bien remunerado, el sujeto habr?a sido un ardiente partidario de Adolf Hitler. Sin embargo, por otro lado, el informante declar? que Adolf Hitler se neg? a colocar a su sobrino en un puesto importante para el que consideraba que no estaba cualificado y se ocup? de que se le dieran trabajos menores acordes con su capacidad y cualificaci?n”.

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Benito Mussolini y Adolf Hitler, en Munich.
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Tras su incorporaci?n a la Marina, William Patrick fue destinado a estaciones de entrenamiento en el norte del estado de Nueva York, el sureste de Texas y Davisville, Rhode Island, antes de ser admitido en el Cuerpo Médico de la Marina. “Dos a?os después, durante los cuales los peri?dicos no publicaron nada sobre William Patrick, fue licenciado con honores de la base naval de Newport, Rhode Island, con la Medalla de la Campa?a Americana y la Medalla de la Victoria de la Segunda Guerra Mundial”, explica su bi?grafo. “Dijo a un grupo de periodistas que esperaba convertirse en ciudadano estadounidense y que pensaba cambiarse el apellido y llevar una vida tranquila y normal. Y eso fue lo ?ltimo que se supo de William Patrick Hitler”.

Varias décadas después, Gardner convers? con diferentes personas que hab?an estado cerca de William Patrick y que le conoc?an como a un devoto padre de familia que adoraba a su mujer y a sus hijos. Por lo visto, el sobrino m?s escurridizo de Hitler solicit? en 1946 una tarjeta de la seguridad social con el nombre de William Hiller, y al a?o siguiente se cas? con su novia Phyllis, una atractiva alemana, 12 a?os menor que él, con quien termin? estableciéndose en la tranquila ciudad de Long Island, donde nadie conoc?a su verdadera identidad. “Uno de los factores que contribuyeron a su decisi?n de pasar deliberadamente a un segundo plano fue la amenaza de Himmler, quien habr?a ordenado a los simpatizantes nazis de Estados Unidos no escatimar esfuerzos para impedir que William Patrick denunciara a su t?o”, cuenta el autor. “Aunque la siniestra amenaza se hizo supuestamente al principio de la guerra, William Patrick tem?a que los fan?ticos de Hitler pudieran atentar contra él y su familia”.

Una infecci?n de bronquios

La pareja adopt? un alias y acab? dirigiendo un laboratorio de an?lisis de sangre en la casa que compart?an. En 1949 tuvo a su primer hijo, Alex, seguido dos a?os m?s tarde por Louis. El tercer ni?o, Howard, vino al mundo en 1957, y Brian naci? en 1965. Al poco de esto, concretamente en noviembre de 1969, Brigid, que permaneci? al lado de su hijo incluso cuando se cas?, viviendo en la casa de al lado, falleci? a la edad de 78 a?os. Seg?n un amigo ?ntimo de la familia, la muerte de William Patrick en noviembre de 1987, tras ser tratado de una infecci?n de bronquios, cogi? a todo su clan por sorpresa: “Phyllis y sus hijos consideraron la posibilidad de enterrarlo sin l?pida, permitiéndole en la muerte el anonimato que tanto apreciaba en vida. Pero, al final, sintieron que no pod?an dejar a un padre cari?oso sin un monumento conmemorativo. Lo enterraron junto a Brigid en una parcela para tres personas, pues hab?a un espacio para su esposa”.

Se dice que el hijo mayor de la pareja, Alex, trabaj? asesorando a veteranos de Vietnam, mientras que los otros chicos dirigieron su negocio de jardiner?a desde casa de su madre. Por desgracia, Phyllis y su familia sufrieron otro terrible golpe menos de dos a?os después de la repentina muerte de William Patrick. Mientras conduc?a bajo la intensa lluvia, Howard, que a diferencia de sus hermanos era extrovertido y sociable, sufri? un fatal accidente automovil?stico, siendo el primer inspector de Hacienda que perd?a la vida en acto de servicio. En ese momento ten?a 32 a?os y llevaba menos de un lustro casado con una joven y cari?osa esposa de padres europeos. Gardner se?ala en las p?ginas de su obra que para Phyllis, que falleci? en 2004, la pérdida de uno de sus queridos hijos “fue casi insoportable”.

El periodista también hace hincapié en que cuando escribi? por primera vez sobre la apasionante historia de los ?ltimos descendientes vivos de Hitler, una fuente impecable le dijo que los tres hermanos Hitler supervivientes, que entonces viv?an en un suburbio de Nueva York, hab?an acordado no casarse nunca ni tener hijos para asegurarse de que el gen Hitler se extingu?a con ellos. “Todav?a viven otros miembros de la familia extensa, pero estos son los ?ltimos de la l?nea paterna, literalmente los ?ltimos Hitler”, apunt?. “Ellos, por supuesto, ignoran si el mal se transmite a través de los genes, aunque su experiencia tiende a sugerir lo contrario. Los tres han llevado una vida decente, tranquila y sin pretensiones. Adem?s del apellido —que han ocultado durante casi tres cuartos de siglo bajo uno falso—, no tienen nada en com?n con uno de los hombres m?s odiados de la historia”.



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