Joaqu?n Merodio, de 95 a?os, y Consuelo Ogara, de 93, celebran cada 25 de abril su aniversario de boda. Ayer cumplieron 70 a?os del s? quiero con unas nada comunes bodas de titanio. Su matrimonio, tan resistente como el metal que da nombre a esta efeméride, ha soportado el paso de los a?os y parece reforzarse con el tiempo. Ahora*viven juntos en la residencia para mayores Davida, en Puerto de la Cruz, donde su familia les obsequi? con una fiesta con el equipo del centro para conmemorar la haza?a.

Para el matrimonio se trat? de un d?a muy especial. Lo vivieron con emoci?n y alguna que otra l?grima que se le escap? a los trabajadores que conocen de cerca la historia de esta pareja y a la propia Consuelo, que mostraba la felicidad de seguir sumando vida con Joaqu?n. "Parecen unos recién enamorados", afirm? Raquel Merodio, la mediana de las tres hijas del matrimonio. Raquel ha sido testigo de una historia de amor que cogi? fuerza con el tiempo. Para ella son "un gran ejemplo de respeto y cari?o», pues siempre han estado «el uno para el otro".*"Duermen juntos de la mano y son u?a y carne".

Decidieron ingresar en la residencia tras el ictus que sufri? Consuelo. Joaqu?n, por su parte, conserva un mejor estado de salud aunque le afecta la sordera y la falta de vista. Sin embargo, no hubo duda de que Joaqu?n deb?a acompa?arla y trasladarse también al centro para mayores, pues "siempre han estado el uno para el otro por encima de todo". Cuando se le pregunta a Raquel si no pensaron en ingresar solo a Consuelo se sorprende."Ni siquiera se plante?", asegura la hija. Separarlos era algo que no entraba en los planes de ning?n familiar que conociera de cerca el cari?o que se tienen y lo imposible que ser?a que se distanciaran. «De haberlo hecho, los hubiéramos matado", a?ade Raquel.*Ahora que Consuelo est? recuperada, aunque recién salida de una operaci?n, han retomado actividades de lo m?s cotidianas como salir a pasear o tomar chocolate con churros los domingos.

Su historia surge en una venta del pueblo de Abanto y Ciérvana, en el Pa?s Vasco. Consuelo era la vendedora y Joaqu?n trabajaba en la obra. El flechazo de la pareja fue intenso. Tanto que Joaqu?n hab?a emigrado a Venezuela con la mente puesta en su mujer y que se hab?a quedado en el pueblo vasco. No tuvieron una boda presencial. Se trat? de un matrimonio por poderes, pero Consuelo cruz? de inmediato el charco. Fue un viaje eterno en barco pero por fin los recién casados volv?an a estar unidos.

Los trabajos en la obra de Joaqu?n lo llevaron a moverse por toda la Pen?nsula. Lo destinaron a distintas comunidades hasta que acabaron en la provincia de Zaragoza. Juntos crearon una familia de tres hijas. Dos de ellas se mudaron a*Canarias*y la veterana pareja hizo lo mismo hace ya 35 a?os. Ahora celebran en la residencia para mayores Davida una existencia tranquila y con el mismo amor de siempre. Raquel Merodio se?ala orgullosa estar ante un matrimonio*"de los que ya no se ven» y con unos padres con "mucha vitalidad, porque se dan las fuerzas para vivir el uno al otro". Un amor a prueba de metal.



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