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ãÔÇåÏÉ ÇáäÓÎÉ ßÇãáÉ : AC/DC en Sevilla: si esto es una despedida, despid?monos siempre as?


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05-30-2024, 02:10 AM
La expectaci?n era enorme, incrementada adem?s por el indisimulado aire de despedida que sobrevolaba el acontecimiento, y para no desentonar con el tono hiperb?lico de la jornada, un calor de epopeya cay? a plomo sobre Sevilla durante toda la jornada de este miércoles 29 de mayo, primera fecha de la gira –?ep?logo?– Power Tour, con la que AC/DC anda celebrando el medio siglo de su masivamente aclamada trayectoria. Esta vez, la capital andaluza ha sido la ?nica ciudad espa?ola en recibir a la legendaria banda australiana, de modo que sus calles, especialmente las céntricas, se convirtieron durante la sudorosa jornada en un frenético y pol?glota hormiguero de camisetas negras (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/nostalgia-38-grados-camisetas-negras-103088386).

Un par de horas antes, las inmediaciones del Estadio de la Cartuja, que acoger? el s?bado el segundo y ?ltimo concierto espa?ol de la gira, viv?a ya la acostumbrada algarab?a regada con cerveza, hard rock a todo trapo y el consabido despliegue de 'merchandising fields forever' a precio de aceite de oliva como quien dice (60 euros la camiseta de la gira; 20, la diadema de cuernos rojos luminosos). Mucho 'veterano de Vietnam', pero también adolescentes tal vez estren?ndose en esta clase de ceremonias donde se conmemoran tanto la m?sica como la fidelidad a un estilo con un aire casi de antiguos cristianos en las catacumbas.

Tras la actuaci?n de los teloneros, The Pretty Reckless y después de un escueto v?deo con coches, camiones y mujeres (admirable s?ntesis del imaginario AC/DC), la formaci?n (https://www.uc-4u.com/tags/grupo/) australiana compareci? con apenas diez minutos de retraso en un escenario sobrio y comedido dentro de la escala cuasi fara?nica de esta clase de espect?culos, con parca decoraci?n y en el que hasta las grandes pantallas laterales y la célebre plataforma por la que Angus Young goza correteando y adentr?ndose en el mar de espectadores luce notablemente reducida. Dio todo igual, en cualquier caso. Un estadio a oscuras, con el p?blico espole?ndose a s? mismo con silbidos, botes y cantos espont?neos, con las gradas –literalmente– temblando, es una experiencia que no deja de impresionar. Y aqu?, adem?s, el espect?culo es muy sencillo –no f?cil: sencillo–: una alternancia sin fin de riffs machacones y estribillos aguardentosos.

Fue aparecer Angus, el jefe de todo esto, ?nico superviviente de la formaci?n original de los a?os 70 e icono viviente con sus cuernos de demonio y su uniforme escolar, y los casi 60.000 espectadores que hab?a en el hervidero del Estadio de la Cartuja enloquecieron. Bastaron los primeros guitarrazos del menudo guitarrista en 'If you want blood (you’ve got it)', la canci?n de apertura, para poner a todo el auditorio a botar. Y sin apenas tiempo para recuperar el resuello, con 'Back in black', un verdadero ca??n, m?sica acorazada, de la que te pasa por encima, la banda record?, por si hiciera falta, por qué son unos capos del hard rock.

Se antojaban razonables las dudas sobre el estado vocal de Brian Johnson, de nuevo al micr?fono tras superar los problemas auditivos que provocaron su baja en la gira de 2016 y la incorporaci?n coyuntural de Axl Rose para sustituirlo (sin que la componenda deviniese tragicomedia, justo es recordarlo). Y hay que decir que, pese a que en ocasiones resultaba apabullado por el atronador sonido de sus compa?eros, defendi? el repertorio con admirable entereza. El hombre tiene 74 a?os, o sea, pero llega 'Thunderstruck' –pongamos por caso, pues la sucesi?n de himnos plenamente vivos en el imaginario colectivo que se puede permitir AC/DC est? a la altura de ellos y poqu?simos m?s– y uno se olvida de los madrugones, del eur?bor, de la m?quina del fango para arriba y para abajo y hasta del vecino que no devuelve los buenos d?as. Sangre hirviendo. Alegr?a plet?rica. Comuni?n porque s?, porque ahora toca. De eso va, mayormente, el rock & roll, uno de los mejores inventos del siglo XX.

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Otros grupos tienen canciones buenas, malas o regulares. AC/DC tiene standards de rock duro creados por ellos mismos. El enésimo recordatorio de esto llega cuando sobre el escenario baja la campana en silencio solemne y la Gibson SG bien pegadita al pecho de Angus Young escupe, incombustible, el celebérrimo riff de 'Hell’s Bell'.

'Stiff upper lip', 'Shoot to thrill' (uno de los momentos m?s genuinamente vibrantes de la noche, de esos en los que el vuelo de la electricidad parece dejar suspendido el tiempo: hubo quien se mantuvo sentado y nosotros, francamente, no alcanzamos a explic?rnoslo), 'Sin City', 'Rock ‘n’ roll Train', 'Dirty deeds done dirt cheap', 'High Voltage'… El concierto avanzaba sin sorpresa alguna, calcado en su setlist a los celebrados hasta la fecha. Ser?a rid?culo, la verdad, reprocharles su previsibilidad. Después de todo, nadie les ha pedido que cambiasen ni siquiera un poquito. ?Qué queréis, lo que funciona, una y otra vez, eso exactamente? Pues tomad, dos tazas. No se llenan estadios en todo el mundo durante décadas haciendo experimentos.

No hubo sorpresas ni tediosas charletas enrolladas, en fin. Hubo m?sica mastod?ntica, fuerte, a chorro, blues marrullero, hipervitaminado, briznas del early rock ‘n’ roll de Chuck Berry centrifugadas y robustecidas hasta convertirlas en una apisonadora con motor de F?rmula 1. Mucho tuvieron que ver en ello el resto de disc?pulos de Angus Young: Matt Laug aplicando a la bater?a una energ?a vikinga; a la guitarra r?tmica un perfectamente acoplado Stevie Young, sobrino de Angus y del fallecido Malcolm Young, y el bajista Chris Chaney, que sustituye a Cliff Williams, oficialmente jubilado, y responsable de que a miles de personas les retumbase el est?mago a comp?s. Uno dir?a, de hecho, que el sonido fue mejorando m?s y m?s conforme avanzaba la noche.

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Décadas de mala prensa acarrea el rock de estadios, lo sabemos, y de hecho solemos suscribirla… pero lo cierto es que canciones como 'You shook me all night long' parecen hechas para ser completadas con decenas de miles de gargantas vociferando el estribillo. A este respecto, ni un pero, o sea. Tampoco, por descontado, para el p?blico, que a continuaci?n prolong? su estado casi de trance mientras sonaba otro de los grandes emblemas de la banda, un 'Highway to hell' can?nico, inapelable, al que sigui? 'Whole lotta Rosie' que esper?bamos con cierta malicia: ?aparecer?a la cl?sica mu?eca gigantesca de curvas rotundas y pechos, bueno, digamos que surgidos al calor de La Fantas?a Machirula Definitiva? Pues no, no asom? la neum?tica Rosie. Tan s?lo una aparici?n fugaz, unos neones en las pantallas para darle el toque er?tico, un visto y no visto. Hey, en algo s? han cambiado… En cuanto a la canci?n, sigue tan frenética y contagiosa como siempre.

La traca final fue antol?gica. Un 'Let there be rock' de paso marcial y vuelo hipn?tico, con todos los focos (m?s a?n) para Angus Young y su 'never ending solo' sobre plataforma elevada, una disertaci?n de energ?a apabullante que sirvi? como demostraci?n pr?ctica de por qué, sin ser un prodigio técnico ni amigo de las sutilezas, es un guitarrista afincado en vida en los anales del rock. Y por ?ltimo, 'T.N.T.' y 'For those about to rock', con su tradicional salva de ca?ones, una auténtica apoteosis colectiva. Si esto es una despedida, ser?a bonito que todos nos despidiésemos as?. Sombrero no llevamos para quit?rnoslo, pero unos cuernos con los dedos como la catedral de Sevilla s? les dedicamos desde aqu?.



ÃßËÑ... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/ac-dc-sevilla-despedida-despidamonos-103095231)

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