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ãÔÇåÏÉ ÇáäÓÎÉ ßÇãáÉ : Dar?o Villanueva, exdirector de la RAE: “La mentira se ha empoderado, se ha convertid


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06-12-2024, 05:50 PM
Profesor emérito de la Universidad de Santiago de Compostela, de la que fue su rector entre 1994 y 2002, a mediados de mayo*se puso a la venta su ?ltimo libro, el ensayo ‘El atropello a la Raz?n’ (Espasa), que ya va por su segunda edici?n. En él*critica y analiza, con ejemplos reales,*la sinraz?n del mundo en que vivimos.

‘El atropello a la Raz?n’ es su ?ltimo libro. Pero, ?cu?l es el diagn?stico?, ?en qué situaci?n queda la raz?n?, ?no se puede hacer nada por ella o puede recuperarse?

Se puede recuperar. Para eso mi libro termina con una frase del gran fil?sofo alem?n Edmund Husserl que habla del hero?smo de la raz?n. Hay que reivindicarla, en algunas circunstancias con cierta dosis de hero?smo, porque est? habiendo, desde probablemente Nietzsche, hablo, por lo tanto, del siglo XIX, un ataque sistem?tico contra la raz?n. Pero ahora esto se ha intensificado extraordinariamente en la llamada posmodernidad en la que estamos, con fil?sofos sobre todo franceses como Foucault o Derrida.

Ese atropello llega hasta hoy...

Lo que mi libro trata, con un componente filos?fico, aunque no soy fil?sofo, es de ver c?mo esas cargas de profundidad desde la filosof?a de Nietzsche y sus seguidores hasta hoy est?n continuamente deteriorando la raz?n; esas cargas de profundidad han trascendido a la sociedad en este mundo posmoderno y personas como, por ejemplo, el candidato a la presidencia de los Estados Unidos Donald Trump, que yo no creo que haya le?do nunca a Derrida ni a Foucault, ni probablemente a Nietzsche, en su nihilismo contra todos los principios de la racionalidad, es en cierto modo un seguidor de ellos.

Habla de Trump. ?Quiénes son los culpables de esta situaci?n? ?La sociedad en su conjunto?, ?los pol?ticos, tan criticados ?ltimamente?, ?los intelectuales?

Probablemente hay una culpa repartida en esos grupos a los que usted se refiere. Sin embargo, hay también un componente novedoso que nunca antes se hab?a dado como ahora, sin el que no se puede entender lo que est? pasando, que es la nueva sociedad digital y la proliferaci?n de nuevos medios de comunicaci?n, de interacci?n y de creaci?n de estados de opini?n. Acabamos de verlo, por ejemplo, en las elecciones europeas, en nuestro pa?s. Una candidatura completamente novedosa (se refiere a Se acab? la Fiesta) ha conseguido tres esca?os a base simplemente de un movimiento iniciado desde alguien que estuvo en el mundo de la pol?tica de partidos, pero ahora no lo est?, y que se presenta como*influencer*y que, sin embargo, ha arrastrado votos suficientes como para eso.

?Es esa la diferencia?

Ese es el elemento, quiz?s, diferencial, que tiene mucha, mucha responsabilidad, creo yo, en lo que est? pasando. Por ejemplo, en el deterioro de la verdad por la difusi?n de bulos continuos, en el descrédito a la ciencia, en el descrédito al saber y a la experiencia de quienes conocen los temas y que, sin embargo, son sustituidos por voces absolutamente irresponsables que proliferan y que consiguen grandes apoyos, muchos likes*en las redes sociales.

Pero no es el ?nico motivo de ese atropello...

También hay que ver, por ejemplo, influencia evidente de fil?sofos. Y yo, en el libro, le presto mucha atenci?n a lo que ha ocurrido en la universidad norteamericana a partir de los a?os sesenta del siglo pasado, en donde, por ejemplo, alg?n fil?sofo alem?n, como Herbert Marcuse, propugn? una teor?a que est? en el t?tulo de un libro suyo,*La tolerancia represiva, de donde viene todo lo que se ha dado en denominar la correcci?n pol?tica. Es decir, desde grupos minoritarios defendiendo causas que en principio son nobles; sin embargo, se ha empezado a extender una pr?ctica de auténtica censura. Yo la califico de censura posmoderna y a ella dediqué un libro anterior titulado*Morderse la lengua.

Pero, ?de d?nde procede esa censura?

Siendo en principio una censura que procede de la sociedad civil –no procede como la censura de siempre de los poderes pol?ticos o religiosos–; sin embargo, ahora el poder ejecutivo y el poder legislativo de algunos pa?ses, entre ellos Espa?a, est? asumiendo esos principios de censura, de manera que estamos evolucionando hacia lo que es la posdemocracia, que es el mantenimiento de la carcasa de un sistema democr?tico, pero desvirtuando totalmente esto.

?C?mo se desvirt?a?

Poderes ejecutivos en algunos pa?ses de la Uni?n Europea –la Uni?n Europea ha llamado la atenci?n sobre esto– est?n destruyendo un principio b?sico del racionalismo pol?tico del siglo XVIII, que viene de Montesquieu, que es la separaci?n de los poderes. El poder ejecutivo quiere anular por completo la autonom?a del poder judicial. Y en el poder legislativo, que es el Parlamento fundamentalmente, se est?n elaborando leyes que atentan al sentido de la raz?n, de lo razonable, que yo en el libro conecto mucho con el sentido com?n. Por lo tanto, creo que a la pregunta que usted me hace de quiénes son los culpables, hay que responder que efectivamente la pol?tica tiene responsabilidades, también la nueva sociedad digital, tiene responsabilidades la universidad... En este sentido creo, sin embargo, que la Universidad espa?ola y la europea resiste mejor, salvo en el Reino Unido, a lo que viene de Estados Unidos.

?Y los intelectuales?

Hay que a?adir algunas otras responsabilidades. La de los intelectuales, sin duda alguna. Porque los intelectuales debemos defender la raz?n. La raz?n es el principio que caracteriza un pensamiento basado en los hechos, basados en la l?gica, que es lo que permite construir un sistema pol?tico y lo que permite también, por ejemplo, el desarrollo de la ciencia, que est? siendo ahora profundamente atacada. Hay los negacionistas de todo, de las vacunas, del cambio clim?tico, los terraplanistas... Los intelectuales se han dejado seducir muchas veces por estas teor?as de la deconstrucci?n, que no es m?s que la destrucci?n de los pilares del siglo m?s importante para la creaci?n de la modernidad, que es el siglo XVIII. De all? viene la primera declaraci?n de la universalidad de los derechos humanos, algo que hoy en d?a se est? poniendo en duda a través de lo que en el libro llamo el*quilombo identitario. Las identidades ahora sirven para fragmentar la universalidad de la condici?n humana.

También le dedica un cap?tulo a la educaci?n y critica las nuevas pedagog?as, que no tienen en cuenta el aprendizaje de contenidos, la memoria ni el esfuerzo...

La educaci?n ha abandonado, seg?n determinadas teor?as pedag?gicas, el sentido com?n de las cosas y lo razonable también del proceso educativo y como consecuencia hablo de una poseducaci?n, que empez? a ser aplicada en Suecia en los a?os sesenta con unos resultados nefastos y, sin embargo, en otros pa?ses, entre ellos Espa?a, se siguen aplicando los mismos principios que all? ya fracasaron totalmente y que tienen la grave responsabilidad de construir nuevas generaciones en donde se produce el atropello a la raz?n y se abandona el principio de la verdad.

?Y c?mo cree que ser?n entonces esas pr?ximas generaciones, las educadas en esa poseducaci?n de la que habla?

Yo tengo una enorme confianza en la condici?n humana y soy en ese sentido optimista. Siempre ha habido a lo largo de la historia momentos en que la raz?n ha brillado y momentos en que se ha atacado, probablemente nunca con las mismas caracter?sticas que ahora, porque por ejemplo durante mucho tiempo el gran ataque a la raz?n ven?a de las supersticiones, de tipo religioso o algo parecido. Ahora es diferente. Lo importante es, en la medida de lo posible, conseguir que la educaci?n vuelva a los principios fundamentales que est?n basados en la raz?n y también en el sentido com?n de las cosas. Pero, si no, cada persona tiene una inteligencia, tiene una raz?n inserta en su propio ADN. Yo, que llevo 52 a?os ense?ando en la universidad, sigo teniendo mis alumnos y nunca me doy por derrotado en que aunque el entorno no les ayude, entre ellos no haya esa reacci?n y no se apunten al hero?smo de la raz?n de Husserl.

Le dedica un espacio en el libro a la cultura de la queja, que quiz? est? muy asentada, ?no?

Pues s?. De repente la v?ctima es el héroe de nuestro tiempo y adem?s se producen unas circunstancias incre?bles. Hoy en d?a la condici?n de v?ctima es sobre todo el resultado de la afirmaci?n de alguien que se postula como v?ctima. No se le exige ning?n t?tulo de crédito. Simplemente, alguien se considera v?ctima. Y adem?s, ?qué ocurre con las v?ctimas?, que quedan eximidas de cualquier responsabilidad. Simplemente como son v?ctimas, ya no son responsables de nada ni culpables de nada. En el libro menciono lo que pas? en Australia con las mujeres de algunas tribus abor?genes que eran maltratadas desde todos los puntos de vista por sus hombres. ?Y qué ocurri?? No se dio eco de la situaci?n de estas auténticas v?ctimas porque a los hombres abor?genes se les consideraba v?ctimas del imperialismo brit?nico. Y como ellos eran v?ctimas primero, ya no pod?an ser sujeto de evaluaci?n por c?mo hac?an otras v?ctimas secundarias que eran sus propias mujeres.

No sé si podr?a servir de ejemplo el caso de Trump, que acaba de ser condenado y eso hizo que su éxito aumentase...

En el libro lo explico. Es un proceso que tiene que ver con lo que viene de uno de los grandes ataques a la raz?n, que es la destrucci?n del concepto de verdad. Lo falso se sit?a en el mismo plano que lo verdadero, incluso yo dir?a en un plano superior. Lo verdadero decae, ah? est? todo lo que se llama la posverdad, que no es m?s que la mentira posmoderna. Ahora la mentira se ha empoderado, es decir, que se ha convertido en algo exhibicionista y algo que vende y que consigue enormes réditos. Simplemente, ya no existen l?mites en la actuaci?n, por ejemplo, de los pol?ticos y de sus votantes para valorar las cosas en funci?n de la verdad y, en consecuencia, a partir de ah?, ancha es Castilla, todo es v?lido. Eso es lo que explica estos fen?menos, que en este momento los indicios o las acusaciones o los casos de corrupci?n a un pol?tico o a su familia en vez de perjudicarle lo ennoblecen y lo proyectan en esa masa de votantes y estamos hablando de posdemocracia. Hay una enorme desfachatez. Al no existir unos par?metros basados en la raz?n, que es por los que se mov?a el comportamiento individual y el comportamiento pol?tico, a partir de ah? todo vale, todo es posible. Y empieza una especie de competencia a ver quién va m?s lejos, quién inventa subterfugios y soluciones m?s asombrosas, en lo que, por supuesto, tienen mucho que ver las redes sociales y la propia sociedad de la comunicaci?n con la proliferaci?n viral de informaciones que no se caracterizan precisamente por su veracidad.



“Fui muy militante para incluir ‘posverdad’ en el Diccionario”

?Usted utiliza redes sociales?

No. Yo escribo WhatsApp, correos electr?nicos, todo eso por supuesto, y entro en Google, en la Wikipedia, en YouTube y dem?s, pero yo no formo parte de ninguna red social porque, habiendo estado durante muy poco tiempo en ellas, me di cuenta de por d?nde iban los tiros y no me interesan, adem?s no me aportan absolutamente nada positivo.

Ya no es director de la RAE, pero s?, desde luego, académico. ?Tienen ustedes muchas discusiones antes de decidir aceptar una nueva palabra en el diccionario?

La Academia Espa?ola trabaja mucho y todos los jueves tenemos dos sesiones, una primera en comisiones, que son cinco, en donde nos distribuimos los académicos, y luego ya el pleno. Yo estoy precisamente en la comisi?n de neologismos, que es a donde llegan las propuestas. La decisi?n final se toma en el pleno y por medio hay un trabajo muy competente de un equipo de unas 85 personas. Esas discusiones no son, digamos con todo el respeto, discusiones de café, porque para todo hay una enorme documentaci?n. De hecho mi compa?ero de la Universidad de Santiago Guillermo Rojo, que es uno de los grandes lingüistas inform?ticos del mundo hisp?nico, dirige una secci?n que cada a?o introduce 25 millones de formas del espa?ol en nuestras memorias inform?ticas, un 30% tomadas de Espa?a y un 70% del resto de los pa?ses donde se habla espa?ol.

?Y la palabra posverdad cost? mucho incluirla?

No. Yo fui ah? muy militante en que se incluyera. La traducci?n del inglés es muy f?cil y la diferencia es que para nosotros es un sustantivo y en cambio inglés es un adjetivo. Ah? yo creo que fuimos muy r?pidos. Yo estaba trabajando precisamente sobre ese tema y pude aducir mucha documentaci?n de la importancia que la posverdad estaba cobrando en las discusiones y en los textos. Y en la propia sociedad. Eso s?, recuerdo que la definici?n nos llev? bastante tiempo, porque quisimos matizar mucho el concepto de posverdad.







ÃßËÑ... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/dario-villanueva-exdirector-rae-mentira-103695609)

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