ÇáãÓÇÚÏ ÇáÔÎÕí ÇáÑÞãí

ãÔÇåÏÉ ÇáäÓÎÉ ßÇãáÉ : Bruce Springsteen despeja todas las dudas con otro concierto para la gloria en Madrid


ÇáÑíÜÜã
06-13-2024, 06:25 AM
Dos fantasmas recorr?an este miércoles Madrid ante el esperado retorno de (https://www.epe.es/es/cultura/20240613/bruce-springsteen-despeja-dudas-concierto-103703757) Bruce Springsteen (https://www.epe.es/es/cultura/20240613/bruce-springsteen-despeja-dudas-concierto-103703757)tras ocho a?os de ausencia. Uno era el temor ante el estado de su voz: los conciertos inmediatamente anteriores en esta gira Europea fueron aplazados en el ?ltimo momento por una afon?a. El otro era el de la meteorolog?a: la capital siempre es traicionera en las fechas de la Feria del Libro, y las nubes que la cubrieron durante buena parte del d?a amenazaban con aguar la fiesta a sus fans. Pero esos miedos no tardaron en despejarse a favor del p?blico: el sol luci? por fin desde algunas horas antes de que el espect?culo comenzase, y Springsteen apareci? en el escenario en un forma aer?bica y vocal suficientes para que todo saliera bien. Solo hab?a una tormenta posible en el C?vitas Metropolitano, y fue la de puro gozo que desataron él y su E Street Band, que volvieron a brindar tres horas casi exactas de uno de esos conciertos épicos, llenos de cl?sicos imperecederos y de asombrosa conexi?n con el p?blico que, quiz? sin ser exactamente especiales por la cantidad de veces que ocurren, son siempre memorables.

A las 21:20, con un retraso nada habitual para un tipo que suele ser extremadamente puntual, Bruce sali? al escenario y salud? con el entusiasmo acostumbrado, un “Hola Madriiiiiiii” y un “?est?is preparados?” que repiti? tres veces, como si él o alguien pudiera todav?a no saber qué era lo que estaba por suceder. Elegante con camisa blanca y corbata y chaleco negros, arranc? con 'Lonsome Days' y una furia de metales y guitarras que parec?an marcar territorio en un estadio al que hab?a que amarrar desde el principio, y a la que le sigui? 'No Surrender', en esa versi?n rockera y veloz que suele preferir ?ltimamente. No hubo ahorro en una voz que llevaba lo m?s lejos posible, como queriendo despejar posibles dudas, aunque en 'Ghosts' ense?ase algunas costuras, demostrando que los 74 a?os (y unas cuantas afon?as) van pasando factura, y que ahora quiz? necesita m?s calentamiento que en otras épocas, o simplemente ya no puede seguir siendo la que era. Aunque ah? est?, aguantando como puede.

El inicio fue fulgurante, con la banda tocando sus ritmos m?s veloces y algunos de esos punteos que demuestran que el cantante también sabe tocar la guitarra. No por muchas veces repetido se puede dejar de subrayar la locomotora perfectamente engrasada que es la E Street Band, con el ritmo marcado por el metr?nomo preciso que es la bater?a de Max Weinberg, el brillo extraordinario de los metales y el piano de Roy Bittan y la guitarra de Nils Lofgren situando las melod?as donde se merecen. Jack Clemons, el sobrino del m?tico Clarence, que sustituy? a su t?o al saxo tras su fallecimiento hace unos a?os, ha conseguido que no se eche de menos a quien una vez se consider? irremplazable. Adem?s, y quiz? por su juventud, es el miembro de la banda que m?s se mueve y m?s se acerca al l?der, el segundo de a bordo en lo que a visibilidad se refiere. Steve Van Zandt hace un trabajo menos efectivo con la otra guitarra, pero es inevitable esbozar una sonrisa cuando se le ve en primer plano: ah? est?, gigante en la pantalla mientras comparte micr?fono con el jefe, el inolvidable Sil de 'Los Soprano'.

Toda esa riqueza instrumental, sin embargo, se estrellaba una y otra vez contra la calidad de un sonido que era como lo es pr?cticamente siempre en los estadios: muy mala. Si en la grada de prensa lo que sal?a del escenario se eschaba como un engrudo con pocos matices, este diario se molest? en preguntar a varios espectadores de pista al terminar el concierto y la opini?n fue la misma: que la calidad no estaba la altura del espect?culo, ni tampoco de su precio. En eso, Madrid y Atlético, con sus respectivos recintos, parece que est?n empatados. A pesar de todo, esa lucha contra los elementos no lleg? a empa?ar m?s all? de lo soportable un show tan potente que directamente habr?a que haberlo desenchufado para arruinarlo.

Emociones fuertes

La primera bajada de tempo llega con 'Darkness In the Edge of Town', una de esas canciones sobre los padecimientos del hombre corriente que han convertido a Springsteen en un héroe de la clase trabajadora, aunque ver las camisetas a 50 euros en sus puestos de merchandisingnos haya llevado a ponerlo en duda por unos minutos. Cuando entona 'Rockin’ All Over The World', con ese estribillo populista que es “And I like it, I like it, I like it, I like itI li-li-like it, li-li-li, Here we go, rockin' all over the world” ya tiene a todo el estadio desga?it?ndose con él. Y el primer arrebato de euforia desatada se produce con los compases iniciales de 'Hungry Heart', que Bruce deja cantar al p?blico para luego bajar a entonarla bien pegado a él, con lucimiento de Clemons y los metales a sus espaldas.

Pero no todo puede ser fiesta en un concierto de Springsteen, o no al menos lo que normalmente entendemos como tal. Hay momentos de l?grimas e introspecci?n, como cuando arranca en solitario 'If I Was The Priest', con el ?nico foco encendido sobre él y un estadio a oscuras en el que de repente florecen miles de luces de linterna de m?vil, esos mecheros postmodernos que acompa?an ahora a los temas emocionantes. Es una canci?n de su primera época, la m?s cercana al folk y con un punto gospel, pero que todav?a le conmueve, como también lo hace 'My Hometown' y sus recuerdos de una infancia en circunstancias dif?ciles. Quiz? ese sea uno de los secretos de la receta de este artista ?nico: que parece seguir creyendo con fe absoluta en lo que ha hecho, y eso incluye todas y cada una de sus canciones. Como si el cansancio de haberlas repetido en cientos de conciertos durante décadas no hubiera hecho mella en él. Como si no existiera ning?n tipo de desacuerdo o incomodidad con lo que se escribi? una vez. Una seguridad y una confianza que dan mucha envidia y que demuestran el tama?o de su figura.

Es también esa seguridad, y mucho arte, los que hay que tener para encadenar un himno tranquilo como 'The River', un arrebato de soul ochentero y bailongo, congas incluidas, como es 'Nightshift', la canci?n de los Commodores que se ha convertido en una de sus versiones favoritas, y un largo parlamento sobre sus inicios en la m?sica y los compa?eros que se han ido quedando en el camino ("la pena es el precio que se paga por querer bien", dice) que conduce a una emocionante 'Last Man Standing'. Pero que no haya baj?n, que la fiesta contin?a: 'Because the Night', de su amiga Patti Smith, 'Wrecking Ball' y 'Badlands' ponen a dar botes a los 57.000 espectadores del Metropolitano, aunque ya no al cantante, que ahora es abuelo y se maneja con paseos m?s lentos. Después, una 'Thunder Road' en la que se hace evidente c?mo la edad le ha ido aclarando la voz al maestro, pero que no ha perdido ni un ?pice de emoci?n en los casi 50 a?os que lleva siendo una de sus canciones-estandarte, es la guinda para una primera parte que deja el concierto a la temperatura perfecta para que llegue la discoteca que ser? la propina.

Y ya se sabe que esas propinas, en el caso de Bruce, son m?s que generosas. As? que el show pareciera volver a empezar de nuevo, pero sin dar tiempo a nada, sin ning?n tipo de hueco o bache que pueda hacer que bajen las pulsaciones. Sin tiempo siquiera para acercarse al ba?o, y eso que el estado de las pr?statas en un concierto de p?blico fundamentalmente maduro har?an aqu? m?s procedentes algunos pa?ales que en el concierto de Taylor Swift. 'Land of Hope and Dreams', 'Born to Run', 'Bobby Jean', 'Dancing In The Dark' y 'Tenth Avenue Freeze Out'... se suceden en una discoteca rock en la que no falta el 'Twist and Shout' que popularizaron los Beatles. Es una secci?n que solo se ve manchada por un incomprensible exceso de luz durante un tramo demasiado prolongado. Quiz? porque el anfitri?n de esta fiesta quiere ver bien c?mo bailan juntos abuelos, padres e hijos, c?mo se emocionan codo con codo votantes de Vox y de Podemos en esa gran fiesta democr?tica que es un concierto de Springsteen, el tipo capaz de embelesar a todo el mundo, incluso a quienes odian el rock.

Cuando llega el final, solo con su guitarra, de nuevo a oscuras, cantando 'I’ll See You in My Dreams', el hechizo est? hecho una vez m?s. Le quedan dos fechas para volver a realizarlo en la capital, y lo har?, como también lo har? en Barcelona. Porque si hay algo que se pueda decir del genio de Freehold a estas alturas es que, al menos en lo que toca a la experiencia-concierto, es tan infalible como lo es Dios para quienes creen en él.



ÃßËÑ... (https://www.sport.es/es/noticias/cultura/bruce-springsteen-despeja-dudas-concierto-103720607)

ÓíÑæã ÝíÊÇãíä Óí