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ãÔÇåÏÉ ÇáäÓÎÉ ßÇãáÉ : Escatr?n: el pueblo de los olivares del Ebro en el que hall? cobijo una secta


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06-24-2024, 12:30 PM
Escatr?n es un municipio zaragozano al que se llega por carreteras de firme mejorable y con una anchura que obliga a santiguarse a quienes la transitan con asiduidad. El n?cleo urbano se erige sobre la vega del r?o Ebro (https://www.uc-4u.com/tags/ebro/) y las casas, viejas edificaciones que muchas solo ven abrir sus puertas en verano, apenas dan cobijo a medio millar de paisanos a lo largo de los fr?os meses de invierno. La parte nueva se asienta en lo m?s alto y buena fe de ello dan las modernas edificaciones y las instalaciones p?blicas con las que cuenta la localidad, entre ellas, el colegio y su patio aporticado, el polideportivo, las piscinas o la futura residencia de ancianos en el terreno que hace a?os albergaba el centro de ense?anza de educaci?n secundaria. Queda rodeado el pueblo por olivares, muchos olivares, entre los que también se cuela alg?n terreno yermo en una peque?a finca de un paraje conocido como El Grad?n. Bajo un ribazo cerca de all? se ha levantado un complejo que llama la atenci?n del m?s despistado y que ahora se cuela en las conversaciones de todos los escatroneros tras la reciente desarticulaci?n de una secta (https://www.uc-4u.com/tags/secta/)destructiva de nombre Evol –love al revés– que encontraba cobijo en este emplazamiento.

Vaya por delante la profusa bienvenida a Escatr?n para entender el rec?ndito y recoleto emplazamiento elegido por cuatro for?neos –«los hippies», como les conocen en el pueblo– que supuestamente simularon un centro de autoayuda bajo el que captar seguidores y financiaci?n con un discurso apocal?ptico vaticinado para 2027. Y hasta all? se ha desplazado EL PERI?DICO DE ARAG?N para acceder a las instalaciones, cuyo acceso qued? restringido la semana pasada con un rudimentario cartel para evitar la llegada de los medios de comunicaci?n. Adentrarse all? es algo m?s sencillo al montar en la furgoneta de un vecino que reconoce haber tomado «un cafecico» all? varias veces.

Del interior de la casa salen dos mujeres relativamente j?venes y visiblemente desali?adas y dentro aguarda un ni?o peque?o y su abuela, que intenta apaciguar los ladridos de dos perros a los que acaba dirigiendo con ella. Las chicas guardan silencio, evitan la toma de fotograf?as y solo la m?s joven se atreve a interactuar con unas pocas palabras mientras esboza media sonrisa. «Creemos que acabar? saliendo la verdad y se har? Justicia», se defiende. «Somos gente que quiere vivir tranquila en el campo», a?ade.

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Un vecino de la localidad zaragozana de Escatr?n.
MIGUEL ?NGEL GRACIA
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Han vuelto all? tras quedar en libertad provisional después de prestar declaraci?n ante el Juzgado de Primera Instancia e Instrucci?n ?nico de Caspe. Pero en prisi?n contin?a Igor, el cabecilla de la organizaci?n cuyo primer contacto con el pueblo se remonta a la realizaci?n de trabajos sociales como operario del ayuntamiento al ejecutar labores de barnizado y de jardiner?a. «Cuando termin?, me dijo si me gustaba el pachar?n porque él hac?a casero, al parecer ten?a endrinas, pero la botella nunca me lleg?», r?e el vecino que cuenta la anécdota.

Es dif?cil encontrar a alg?n escatronero que tuviera relaci?n con ellos porque, coinciden, «no estaban integrados en el pueblo». «Por el bar ni se les ve?a», precisa un jubilado que, a bordo de su bicicleta, se dirige all?, al bar, a tomar un café. S? era normal verles los viernes en el mercadillo, donde cargaban con fruta, verdura y dem?s viandas y en alguna ocasi?n se acercaban al parque con el ni?o, sin escolarizar hasta que el pr?ximo curso se estrene con la Educaci?n Primaria.

Solo dos mujeres que se cruzan en las inmediaciones del mercadillo parecen saber algo m?s sobre ellos al recordar c?mo hace un tiempo la encargada de mantenimiento del polideportivo expuls? a Igor de all? por las visitas, a su juicio injustificadas, durante los entrenamientos de los equipos de f?tbol sala. «?l (por Igor) hablaba m?s con los hombres que con las mujeres», afirma una de ellas. «Ella (por la abuela) nunca te miraba a la cara y te inspiraba un poco de desconfianza», a?ade la misma vecina.

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Vista panor?mica del complejo.
MIGUEL ?NGEL GRACIA
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El complejo, al que aluden como «el chiringuito de los hippies», cuenta con un amplio terreno que poco a poco fueron proveyendo sus moradores de vida animal, aunque tuvieron que ofrecer los gansos a una vecina ante el temor de que le picaran al ni?o. Pero a d?a de hoy solo cuentan con gallinas y peque?as tortugas y han perdido a Igor a la espera de que el proceso avance en fase de instrucci?n. «Todo el mundo pensaba que era una especie de yoga», se resigna un vecino mientras empuja el ment?n hacia delante. «Si hubiésemos sospechado cualquier cosa, lo habr?amos puesto en conocimiento de la Guardia Civil (https://www.elperiodicodearagon.com/tags/guardia-civil/)», asevera otro. Sea como fuere, nadie conoc?a los presuntos tejemanejes de los cuatro for?neos en Escatr?n, cuyo particular emplazamiento les sirvi? de cobijo.



ÃßËÑ... (https://www.sport.es/es/noticias/sociedad/escatron-pueblo-olivares-ebro-hallo-104206246)

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