653.104 personas viven en las calles de Estados Unidos, 20 de cada 10.000 habitantes. Es un récord hist?rico tras el mayor incremento registrado en un solo a?o, del 12% entre 2022 y 2023. Presentes en todas las grandes ciudades e invisibilizados en la pol?tica nacional, probablemente la mayor?a no van a votar en las elecciones presidenciales de noviembre porque para ello es imprescindible registrarse con una direcci?n postal, un privilegio del que no gozan. En a?o electoral, las personas 'homeless' no son votos a ganarse sino un tema sobre el que hacer campa?a.
La situaci?n se ha agravado bajo el mandato de Joe Biden y la soluci?n que propone el republicano Donald Trump es enviar a la c?rcel a quien pernocte en la calle. Pero ha sido esta semana cuando la atenci?n se ha vuelto hacia el sinhogarismo con motivo de un polémico caso que ha llegado al Tribunal Supremo. "El sinhogarismo se ha convertido en un arma pol?tica", lamenta Jennifer Friedenbach, directora de la Coalici?n por el Sinhogarismo de San Francisco, en una entrevista con El Peri?dico de Catalu?a, del grupo Prensa Ibérica.
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Tres personas sin hogar demandaron a la ciudad de Grants Pass, en el estado de Oreg?n, tras recibir multas por dormir y acampar al aire libre "con mantas y almohadas". El principal argumento de los demandantes es que en la ciudad, de 40.000 habitantes, 600 de ellos sin techo, hay un solo albergue (y de financiaci?n privada) con solo 100 camas. Por tanto, el ayuntamiento no deber?a penalizar una pr?ctica de supervivencia para la que no ofrece ninguna alternativa. Los nueve magistrados del Supremo, cinco de ellos conservadores, deber?n decidir si es constitucional castigar a los sintecho lo que, de facto, convertir?a ser 'homeless' en ilegal. El fallo se conocer? a finales de junio, en el esprint final de la campa?a.
Peloteo de culpas en campa?a
El sinhogarismo iba a menos hasta que se volvi? a disparar en 2015 y empeor? notablemente bajo la presidencia de Donald Trump. El republicano arremet?a entonces contra las grandes urbes dem?cratas, como Nueva York o San Francisco, a pesar de que el presupuesto de vivienda social sale de las arcas federales. Ahora, el candidato culpabiliza a Joe Biden por su inacci?n, cuando la mayor?a de sus propuestas han fracasado al no superar el voto del Senado, controlado por los republicanos.
A golpe de medida ejecutiva, Biden s? consigui? sacar adelante incentivos fiscales para ayudar a inquilinos y compradores durante el pico del covid-19. Pero pasado el estado de crisis, el presidente todav?a tiene pendiente de voto una partida de 258.000 millones de d?lares para vivienda, que probablemente quede también en papel mojado dado el contexto electoral.
Si Trump llega a la Casa Blanca, su plan pasa por eliminar de las calles a "los sin techo, los drogadictos y los violentos y peligrosamente trastornados". En su opini?n, Biden antepone "los extranjeros ilegales a los veteranos sin hogar", a pesar de que estos representan apenas el 5% de las personas sin hogar. Sin embargo, la poblaci?n afroamericana es la m?s afectada: representa un 13% de la poblaci?n y un 37% de los sintecho.
El candidato republicano alude al peligro en las calles y propone juntar a los sintecho en grandes solares en las afueras de los n?cleos urbanos, detener a los que no acaten la orden, y darles opci?n de ir a centros de desintoxicaci?n o centros de salud mental. Pero muchos de estos perfiles son mayores de 55 a?os que pierden su casa, y muchos tienen empleo, pero no pueden pagar la renta. "Van a trabajar por la ma?ana y duermen en la tienda de campa?a por la noche", explica a EL Peri?dico de Catalu?a Connie Mercer, jefa de la Coalici?n para acabar con el Sinhogarismo de Nueva Jersey.
"La seguridad consiste en que todo el mundo tenga un lugar seguro y decente al que llamar hogar", reivindica Friedenbach desde San Francisco, ciudad que cuadruplica las cifras nacionales de sintecho desde que el precio del suelo se disparara con la llegada de los gigantes tecnol?gicos y la consiguiente especulaci?n inmobiliaria. "El sinhogarismo es un problema de vivienda", enfatiza, y a?ade que los albergues son un parche y se necesitan inversiones en vivienda social, algo en lo que California lleva la delantera, pero con lentitud.
Nueva York, en cambio, prioriza por ley que nadie duerma a la intemperie en los gélidos inviernos. Pero el problema de vivienda sigue empeorando. El alquiler se elev? el a?o pasado a un récord de 3.500 d?lares al mes (42.000 d?lares al a?o), por lo que el Ayuntamiento de Nueva York calcula que un hogar necesita ganar 140.000 d?lares anuales para no caer en situaci?n de vulnerabilidad. "La gentrificaci?n hace tiempo que ha pasado al otro lado del r?o Hudson", explica Mercer desde la vecina Nueva Jersey. "Estamos abrumados", admite.
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