ÚÑÖ ãÔÇÑßÉ æÇÍÏÉ
ÇáÑíÜÜã Senior Member

Silencio tenso. Esta es la situaci?n interna en Junts per Catalunya tras la sentencia del Tribunal Superior de Just?cia de Catalunya (TSJC) a la presidenta del partido, Laura Borràs, a cuatro a?os, seis meses y un d?a de prisi?n y a 13 a?os y un d?a de inhabilitaci?n por un delito continuado de falsedad en documento oficial y otro de prevaricaci?n, al haber fraccionado contratos para favorecer a un amigo, el inform?tico Isa?as Herrero, cuando dirig?a la Instituci? de les Lletres Catalanes (ILC), un ?rgano dependiente de la Conselleria de Cultura.

"Deber?a apartarse y parar de hacernos hacer el rid?culo", se queja -siempre en privado- una dirigente. Mientras, los fieles a Borràs sostienen lo que ella explica en p?blico y privado: que no s?lo no se apartar?, sino que plantar? cara externa e internamente. Lo ?nico que puede unir a unos y otros, por ahora, es la necesidad de ocupar la presidencia del Parlament si la Junta Electoral la deja sin esca?o antes de que el fallo del TSJC sea firme.

La jornada en la que se comunic? la sentencia gener? una falsa sensaci?n de unidad. La hubo y el entorno de Borràs celebra que el secretario general, Jordi Turull, "cumpliera con lo pactado" para gestionar la respuesta a la decisi?n del alto tribunal. Los diputados arroparon a Borràs a las puertas del Parlament durante su declaraci?n y la direcci?n también, pero con excepciones como la del candidato a alcalde de Barcelona, Xavier Trias, o algunos 'exconsellers'.

M?s informaci?n (Auto)


T?tulo noticia (Auto)






Pero la paz es fr?gil y por eso la unidad es en cierto sentido falsa, porque se basa s?lo en lo que Turull exigi? el jueves: no perjudicar a los intereses electorales de los candidatos del partido a las elecciones municipales del 28 de mayo. ?Qué pasar? después? Los 'lauristas' no dar?n ni un paso atr?s. Se escudan en que los estatutos del partido solo hablan de medidas disciplinarias para casos con sentencia firme y no para los que sean "lawfare", es decir, persecuci?n pol?tica, como alega Borràs y el propio Turull. Pero si se trata o no de persecuci?n lo debe dirimir la comisi?n de garant?as, presidida por Magda Oranich, que este viernes en La 2 ha sido la primera en pedir p?blcamente a Borràs que se aparte. Lo piensan muchos y muchos otros, lo verbaliza por ahora solo Oranich ante las c?maras, que ya denunci? presiones de la presidenta suspendida del Parlament en el 'caso Dalmases'.

Tras las municipales

Este episodio es solo el aperitivo de lo que puede suceder tras los comicios municipales. Si Trias logra la alcald?a de Barcelona, esta puede ser una palanca para animar a los cr?ticos con Borràs presionen a Turull para tomar una decisi?n interna contra ella y dejar de "ponerse de perfil", como se lamenta un exalto cargo, que apela a la "higiene democr?tica y ética".

Pero el secretario general, al menos por ahora, gestiona la controversia con la t?ctica basada en dejar pasar el tiempo para que los hechos inapelables act?en por él. Por ejemplo, si la Junta Electoral obliga a sustituir a Borràs en el Parlament o si la propia sentencia -que no es firme, pero est? vigente- le impide ser candidata a la Generalitat. A parte de Turull, deber?a ser alg?n otro cargo o nombre de peso como Josep Rull, quien diera un paso adelante.

M?s informaci?n (Auto)


T?tulo noticia (Auto)






El conflicto de fondo

La sentencia a Borràs no es el origen del problema interno, sino que lo alimenta. El problema consiste en la existencia, como agua y aceite, de dos formas antag?nicas de entender el proyecto. Borràs cree en reactivar la declaraci?n unilateral de independencia, en el movimiento social independentista, m?s que en los partidos, y prioriza esta agenda unilateralista por encima de la ideolog?a o la gesti?n, por lo que rechaza toda colaboraci?n con el Estado.

Prueba de ello es que no era partidaria de formar parte del Govern de ERC y que juega al l?mite de la legalidad -aunque finalmente acat? en el 'caso Juvillà' como presidenta del Parlament-, que afirma que no tiene una buena relaci?n con los Mossos d'Esquadra y que se manifiesta en la Meridiana cuando el Govern recomienda no hacerlo, por poner algunos ejemplos.

Los fieles a Turull, en cambio, quieren fortalecer un partido de orden, de gesti?n, de centro o centroderecha, independentista, pero que no haga "ximpleries" (tonter?as), en la terminolog?a de Trias. Y creen que las posiciones de Borràs, como las de la eurodiputada Clara Ponsat? (que defiende que la independencia es tan importante que merece poner en juego la vida), llevan a Junts a un espacio reducido y arrinconado en el tablero pol?tico.

Las espadas est?n en alto desde hace meses. A Borràs internamente se le ha reclamado que diera pasos atr?s como presidenta de la C?mara por su imputaci?n. Y las cartas est?n encima de la mesa. La ?nica duda es cuando empezar? la partida y si, como insinu? este jueves Turull, esta se jugar? en un congreso extraordinario en el que dos listas compitan entre s?, como algunos ya recomendaban el pasado a?o antes del congreso de Argeleres en el que 'in extremis' Turull y Borràs firmaron un armisticio precario, que pocas semanas m?s tarde, en el segundo c?nclave, salt? por los aires.



ÃßËÑ...