Nadie puede dudar del compromiso de Ronald Araujo con el Barça. Un central honesto, que juega a cara descubierta y que, por su juventud y jerarqu?a, puede ser un futbolista de época. Sin embargo, de forma incomprensible, vive doblemente se?alado estos ?ltimos meses.

En primer lugar, porque se personaliz? en su expulsi?n contra el PSG la eliminaci?n de la Champions. Como si él hubiera sido el ?nico culpable y, en el Barça actual, impera lo de buscar escudos humanos que hagan de cortafuegos para que la responsabilidad no alcance a los verdaderos responsables. Y a Araujo se le ha dejado arder en la hoguera medi?tica, como ha ocurrido con otros compa?eros suyos, mientras otros terceros viven muy bien agazapados.

El proyecto deportivo 2025 se basa en la mano de Hansi Flick y en vender alguna ‘vaca sagrada’ para hacer caja y financiar los refuerzos. Como otros se han enrocado, léase Frenkie De Jong o Ferran Torres (una ‘dupla’ no demasiado amada por la grada), se ha colocado el disparadero a Araujo. El motivo no es otro que est? amortizado porque viene del Barça Atlètic y cuenta con cartel entre los grandes de Europa que le ofrecen una ficha que el Barça le regatea.

Sin el apoyo del club (?por qué nadie ha estado, ni tiene previsto ir, en la Copa América?), el uruguayo no ha querido hablar del Barça cuando se le pregunt? en rueda de prensa durante el torneo de la Conmebol, lo que algunos quisieron interpretar como una forma de desmarcarse de su club. Nada m?s lejos de la realidad.

A la hora de la verdad, incluso jugando con su selecci?n, Ronald ha ejercido de blaugrana. Solo hay que ver el marcaje a que someti? a Endrick (que aterriza este mes en el Bernabéu) hasta que cay? lesionado en el minuto 33, en el Uruguay-Brasil del ?ltimo fin de semana.

Araujo jug? metaf?ricamente con la camiseta blaugrana por debajo de la celeste y le regal? al futuro merengue una carta de presentaci?n hecha a medida. Le marc? la l?nea, con los argumentos intimidativos que todo central tiene que usar. El uruguayo ten?a un recado para darle al ‘menino prod?gio’ y se lo entreg? en el primero de muchos duelos que pueden repetirse ahora en los Barça-Madrid.*

Ronald, de primeras, no quiso que Endrick se le subiera a las barbas. Hasta Raphinha (de forma equivocada porque se olvid? quién le paga su salario) tuvo que entrar en acci?n para frenar a su compa?ero en el Barça (con quien, por cierto, mantiene una extraordinaria relaci?n) y defender demasiado vehemente a su compatriota.

Su lesi?n, que complica su arranque de curso, cierra la puerta a su salida. Quiz?s el percance ha llegado para evitar un error que iba a cometerse.



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