La dimisi?n en diferido de Xavi fue un error enorme. Por la manera como se produjo, en caliente después de una derrota tremenda, por como se comunic?, de manera improvisada y tarde, y porque no iba a resolver ninguno de los problemas que hab?an metido al equipo en el hoyo en el que anda ca?do desde hace meses, como ya se advirti? entonces.

Pero sobretodo, fue un error colosal porque era una decisi?n impropia de una entidad que pretende pertenecer y mantenerse en la élite del f?tbol mundial. De manera que, tres partidos después, la situaci?n del equipo y del club ya no es la misma, si no peor.

Ni el presidente Joan Laporta ni Xavi deber?an ser esclavos de un pacto que, de com?n acuerdo, deber?an declarar nulo de pleno derecho. Porque visto lo visto partido tras partido, lo m?s probable es que los meses que faltan hasta final de temporada se conviertan en una agon?a insoportable que nadie en el club merece y quiz?s menos que nadie el propio Xavi por todo lo que representa en el club y en el f?tbol.

A 10 puntos del Real Madrid y a 5 del Girona y con 3 de ventaja sobre el Atlético de Madrid y 5 sobre el Athletic Club, teniendo que visitar los campos de todos ellos, desde la presidencia del FC Barcelona y desde su direcci?n deportiva deber?an entender cu?l es el objetivo real, necesario y possible en la Liga.

Analizar correctamente la situaci?n y tomar la decisi?n m?s consecuente. Si al final del proceso se mantienen en la confianza en Xavi hasta final de la temporada, entonces no puede haber ninguna fisura en la forma, ni margen de duda en el fondo. El relato debe ser inequ?voco y gran?tico. Porque lo que es seguro es que la culpa no la ten?a el sushi.



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