Por car?cter, inquietud, formaci?n e informaci?n, me gusta rodearme de gente ecléctica con quién poder debatir y compartir la actualidad. Esta ma?ana lo hac?a almorzando con mi buen amigo Pepu Hern?ndez y al hacerlo, coment?bamos la complejidad que tiene una nave acorazada como el Barça. Pero su solidez es también su mayor problema, porque si bien es cierto que da?arla no es tarea f?cil, no es menos cierto que por su robusta realidad, cualquier fisura en su estructura resulta no solo m?s preocupante, sino de mucha m?s dificultad su soluci?n o enmienda.

El acorazado ha pasado y pasa momentos dif?ciles, y cuando aparece una buena noticia, abatimos un rival complicado, y se apaciguan las aguas para navegar tranquilos durante un tiempo, nos empecinamos a veces en crear nuevos escapes o abrir viejos da?os en el casco perturbando nuestro trayecto.

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El episodio del buf?n es una excelente muestra: Yo entiendo perfectamente que el Xavi Hern?ndez, ciudadano culé, esté hasta el gorro de alguno de nosotros y el desasosiego continuo que supone comandar la nave entre tanto ruido e inquietud, pero ese ciudadano es también el entrenador del club m?s grande del mundo y debe aceptar su condici?n, y como capit?n del nav?o m?s laureado, aguantar, soportar y tratar con indiferencia, elegancia y si lo desea hasta con insolencia las inclemencias y avatares inevitables que supone regir el m?s insigne de los timones.

No, no creo que fuera oportuno el colocarse en la ventanilla de embarque a cobrar viejas facturas al pasaje. Vos, capit?n, sois mucho m?s importante que todos nosotros, pobres viajeros, y al abrir antiguas heridas sin importancia, centrasteis equivocadamente la atenci?n en batallas superadas en las que sucumbimos, y os privasteis de poder disfrutar desde el puente de mando de un triunfo presente, y del gozo que supone atisbar en el horizonte y en decidida ce?ida, el perfil de una nueva nave a la que abatir de una flota que con toda seguridad resultar? conocida y temida.

Capit?n, somos muchos los que confiamos en vos y en su pericia en ese tim?n para sortear el oleaje m?s traicionero y los bombardeos que nos esperan desde la capital del reino en tierra firme mientras surc?is los mares de la victoria. Dejad de buscar el enemigo a bordo. Vuestra tripulaci?n, seguro, pero también el pasaje, tomar?n las armas cuando lo preciséis, y mientras tanto no estropeéis vuestras victorias, que lo son, y disfrutad de la m?sica que se propaga por cubierta gracias a los acordes de unos j?venes m?sicos que acab?is de descubrir y embarcar y, por qué no, de las piruetas de un buf?n, yo en este caso, que solo pretende hacer de vuestro trayecto, un viaje m?s llevadero…



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