منتديات فور يو القسم الرئيسي food and agriculture news Alba Mu?oz, reportera y escritora: "Ir por el mundo sin miedo, lo que se tacha de kam
الريــم Senior Member

Cuando Alba Mu?oz termin? de estudiar Periodismo, se enfrent? a la incertidumbre del futuro laboral en un sector gris?ceo. En pleno 2008, las ofertas de trabajo escaseaban en los medios y hab?a m?s reporteros intrépidos en las pel?culas de ficci?n que en las redacciones, donde la palabra presupuestos se pronunciaba m?s que investigaci?n. Ante la perspectiva de la desilusi?n, decidi? apuntarse a la expedici?n a Bosnia-Herzegovina que la academia Reporter Academy anunciaba en un cartel colgado en la pared exterior de la cafeter?a (el mejor lugar para captar adeptos en una facultad de Ciencias de la Informaci?n). Su madre financi? ese primer paso hacia su idea de lo que era la profesi?n, mientras que su padre fue el encargado de nutrirla de posibles temores. Quiz? la ?nica ventaja de la mala relaci?n que ten?a con él fue que no le hizo ni caso.

Polilla, el mote que le puso su progenitor cuando era peque?a y que ella detesta, es un reportaje novelado de lo que sucedi? en aquel viaje. Una historia que avanza a base de decisiones tomadas por el impulso de conocer la libertad a base de ejercerla. En el camino se encuentra con un novio con el que establece una relaci?n que, como poco, podr?a definirse como complicada y con una red de casas secretas que acogen a mujeres v?ctimas de trata. La autora entrevist? a chicas que hab?an vivido el horror de la explotaci?n sexual y la compra-venta de su propia persona pero, a través de la ?ptica que da la primera juventud, pudo entender su experiencia con una empat?a que posiblemente no tendr?a ahora. Todos esos factores, macerados durante a?os, han dado como resultado un libro de periodismo narrativo trepidante.

Al principio de 'Polilla' dice que en 2008 sufri? un ataque de ansiedad, pero entonces ese concepto no exist?a, as? que lo identific? como rabia. ?Cree que, si no hubiese sido as?, habr?a hecho el viaje a Bosnia?

Buena pregunta, no me la hab?a hecho nunca. Quiz?, si hubiera identificado esa sensaci?n de colapso como solamente ansiedad, habr?a intentado relajarme, hacer respiraciones y buscar una salida menos rupturista. Pero creo que en esa ansiedad juvenil que sent?a s? que hab?a un poco de rabia, de necesidad de cambio. Creo que con esa edad no podr?a haberlo hecho de otra forma. Tal vez, si me hubiera pasado ahora, s? que hubiera hecho unas respiraciones y listo.

Sab?a que el panorama laboral en los medios estaba mal, pero a?n as? decide hacerse reportera aut?noma en vez de buscarse unas pr?cticas al acabar la carrera como casi todo el mundo. Fue una decisi?n un tanto kamikaze.

Fue una decisi?n basada en la ignorancia y en el romanticismo de una novata. Yo hab?a trabajado en algunas redacciones mientras estudiaba y parec?an m?s oficinas de una agencia de seguros. Me hab?a imaginado que una redacci?n era un sitio lleno de nervios con cafés y cigarros por ah? y con cosas importantes entre manos. Y vi que aquello no era para m?. Me sorprend?a mucho que cuando se hablaba de periodismo, tanto en la facultad como en los medios, nadie hablaba de la calle, de ir a lugares a hablar con personas. Casi todo era sobre las piezas, los espacios, los presupuestos. As? que, como joven idealista, en un momento en el que internet se estaba instalando en los medios pero a?n no hab?a empezado la uberizaci?n de lo digital, pensé que con un port?til, conexi?n a internet y unas botas, pod?a vivir del reporterismo haciendo lo que nadie parec?a tener ganas de hacer. Luego ya me encontré con las dificultades de sobrevivir haciendo esto. Pero el periodismo me parec?a y me sigue pareciendo el mejor trabajo del mundo.

Enseguida estableci? una conexi?n muy fuerte con Bosnia. ?Por qué?

Esa relaci?n se aliment? por diversos vasos sangu?neos. Por una parte, le? libros y me informé antes de ir. Pero también ten?a el recuerdo de las im?genes de la guerra que sal?an en las telenoticias y mi madre me dec?a: “No mires”. Hab?a visto a mis padres aterrorizados por primera vez con aquellas im?genes, eso se te queda marcado. Y justo cuando iba a irme para Bosnia, mi padre me dijo: “Oye, ?no te acuerdas? Fue la primera manifestaci?n donde fuimos contigo, que eras muy peque?ita”. Entonces recordé que, efectivamente, hab?a ido a la plaza Sant Jaume en Barcelona porque se hab?a hecho una manifestaci?n por la paz.

El libro es un compendio de decisiones tomadas por impulso. Por ejemplo, cuando aparece Darko [quien después ser? su pareja] se sube en el coche con él sin dudarlo, aunque casi no le conoce.

Eso es una cosa que me estuve preguntando durante muchos a?os, porque me parec?a un acto completamente autom?tico que no me pod?a explicar. Pero, cuando me puse a pensar y, sobre todo, cuando empecé a intentar ser honesta conmigo misma, lo entend?: me fui con él porque la noche en la que le conoc? era la fiesta de despedida, el fin de la expedici?n y yo hab?a fracasado en la b?squeda de esa gran historia que me iba a catapultar profesionalmente como reportera. De pronto, aparece ese chico con el que claramente tengo una conexi?n. Apenas intercambiamos unas palabras, pero me ofreci? una puerta de taxi abierta, una v?a de escapatoria, una huida. Quiz? no era la historia que yo buscaba como periodista pero, desde luego, iba a ser una historia que contar.

He escogido muy bien las escenas que quer?a contar: todo lo que narro es real, pero no me siento expuesta porque logro expresar exactamente lo que quiero







Tampoco duda de Fadila cuando le cuenta la historia de las casas secretas pese a lo rara que es ella y el historiet?n que le est? revelando.

F?jate, comparando con la Darko, con ella s? que ten?a la ceja levantada un poco m?s. Era un poco m?s desconfiada, sobre todo porque me parec?a una se?ora un poco estrafalaria, m?stica, con unos modales autoritarios muy extra?os. Lo primero que pensé fue que estaba un poco loca. Pero lo que me estaba contando era muy fuerte, as? que decid? darle una oportunidad para ver si era verdad todo lo que me dec?a. A medida que ella me iba contando cosas, surgi? también el prejuicio de pensar que, como aquello de la red de casas secretas era una historia protagonizada por mujeres, no me iba a costar demasiado meterme ah?. Haciéndome la tontita, la ni?a buena, me dejar?an entrar, poco a poco, m?s adentro. Como si una historia femenina fuera mucho m?s f?cil de abordar.

En un principio, este libro iba a ser un reportaje que, adem?s, ya ten?a apalabrado con un gran medio. ?Por qué no se public? en aquel entonces?

En una de las ?ltimas conversaciones con el periodista de la secci?n de internacional con el que yo hablaba a medida que recababa informaci?n, le conté que ten?a un novio que era bosnio y la relaci?n era un poco extra?a, un poco violenta. Entonces él me pregunt?: “?A qué te refieres? Y le terminé contando que esa historia de amor la estaba viviendo con una especie de efecto espejo con las chicas, sobre todo con Nikolina, una de las v?ctimas que entrevisté, que justo ten?a mi edad. Ella hab?a sufrido explotaci?n sexual y la hab?an revendido constantemente en diferentes pa?ses. Pero no era la v?ctima que yo imaginaba, porque ella no se sent?a como tal y adem?s me retaba much?simo. Sab?a perfectamente cu?les eran mis puntos débiles, y el rol de periodista y entrevistada con ella se romp?a un poco y las conversaciones que tuvimos terminaron siendo como una fiesta del pijama entre dos chicas. Habl?bamos de chicos, de amor y me di cuenta de que no hab?a tanta distancia. Obviamente entre su historia y la m?a hab?a much?sima, pero no hab?a tanta entre nosotras como mujeres.

Ah? estaba el efecto espejo.

En ese momento yo sab?a que estaba viviendo una contradicci?n extra?a porque yo quer?a vivir esa pel?cula de amor apasionado con Darko y al mismo tiempo sab?a que no me estaba tratando bien. Entonces recuerdo el d?a que Nikolina me confes? que segu?a enamorada de su primer novio, el que la vendi? por primera vez. A m? eso me dej? sin habla, no lo entend?a pero gener? una especie de eco en mi interior que me hizo pensar. Entonces, cuando conté estas cosas al periodista con el que ten?a apalabrado el reportaje, me dijo: “Oye, pero esto es mucho m?s interesante que el reportaje. Yo creo que lo que tienes que hacer es escribir un libro donde combines la investigaci?n y el relato personal”. Lo vi claro e intenté escribirlo en ese momento, pero han tenido que pasar muchos a?os hasta que he sabido exactamente qué es lo que quer?a contar.

El resultado ha sido un relato muy personal. ?C?mo se siente al exponerse as? ante los lectores?

He escogido muy bien las escenas que quer?a contar, por su potencial narrativo, aleg?rico. Todo lo que narro es real pero no me siento expuesta porque creo que logro expresar exactamente lo que quiero. También es que todo eso queda muy lejos. Yo ten?a 21 a?os cuando lo viv?, ahora tengo 39. Es una Alba a la que siento cercana pero al mismo tiempo lejana. La he hecho revivir en este en este libro pero como si fuera un personaje literario, aunque lo que se cuenta no es ficci?n.

El libro es una especie de homenaje a ese modo de actuar impulsivo y sin miedo, a ese fuego que ahora mucha gente tachar?a de de irresponsable y arriesgado







Bueno, hay un momento en el que dice que todo el mundo se r?e de su yo a los 21 a?os, pero que usted no puede. Después de convertirla en un personaje literario ?Ha conseguido hacerlo?

Creo que lo que hago en el libro es presentar mis respetos a esa forma irreflexiva de vivir. Una de las ideas sobre las que quer?a reflexionar es el modo en que en tiempos pasados a las mujeres se nos cortaba de hacer muchas cosas por el rol social, porque se supon?a que las mujeres deb?an hacer ciertas cosas. Y ahora tenemos muchas m?s libertades y derechos, pero también la hiperconciencia de los peligros por las noticias o los testimonios. Son muy necesarios, todo lo es, pero hacen que las mujeres sean mucho m?s precavidas o se inhiban a la hora de actuar de un modo impulsivo. Y yo lo que hago es una alabanza a ese modo inici?tico de actuar. Cuando era joven, yo no sab?a que el feminismo exist?a, me sent?a igual que cualquier chico o al menos me gustaba sentirme como tal. Y esa ceguera sobre las diferencias de género o sobre la sociedad en la que viv?a, me daba una fuerza que he ido perdiendo. El libro es una especie de homenaje a ese modo de actuar impulsivo y sin miedo, a ese fuego que ahora mucha gente tachar?a de irresponsable, de imprudente, de arriesgado. Yo quiero que las mujeres podamos, alg?n d?a, ir por el mundo haciendo lo que nos apetece sin miedo a lo que nos pueda pasar. Eso que la sociedad tacha de kamikaze y que simplemente es ser libre.

De hecho, en el libro dice: “La libertad de la mujer es escurridiza, siempre se oculta donde no la esperas”. ?Ha encontrado la suya?

Yo creo que mi libertad no est? en un sitio u otro, sino que la encuentro busc?ndola. Para m?, la libertad es un poco andar en el filo. Lo que para m? no funciona es poner una raya en el suelo y decir que no voy a hacer algo o que no me quiero arriesgar por miedo. Creo que se trata de eso, de aprender de la vida viviéndola. Hay mujeres que se sienten m?s libres estando seguras y hay otras que se sienten m?s libres probando cosas. Y eso no quiere decir que tengan un impulso autodestructivo, sino que tienen que perseguir su esencia, su honestidad, tienen que descubrir cosas sobre ellas mismas porque, si no, no est?n tranquilas.

La ?ltima vez que estuvo en Bosnia fue en 2017. ?Sigue teniendo una relaci?n especial con ese pa?s o es un cap?tulo cerrado?

Es un cap?tulo cerrado y, adem?s, he tardado muchos a?os en terminar el libro, as? que creo que ya he tenido suficientes paseos por Bosnia.

Todos o casi todos los periodistas hemos tenido alguna vez la ilusi?n de que nuestro trabajo contribuya a cambiar m?nimamente el mundo. ?La ha sentido con este reportaje novelado que es su libro?

En realidad, también habla de c?mo el periodismo es una técnica para cambiarse a uno mismo. Como periodista s? que es algo que he ido descubriendo con el tiempo y me parece que la mezcla entre escritura y vida, de escritura y experiencia, es una de las cosas m?s bonitas de la profesi?n. Y quer?a hablar de la ambivalencia, de la complejidad de una relaci?n abusiva. El hecho de haber nacido en un contexto patriarcal nos da unas herramientas muy limitadas para explorar nuestras libertades. Y eso hace que, a veces, las mujeres exploremos o intentemos liberarnos de formas que pueden parecer muy subyugantes y muy peligrosas. Mientras estamos teniendo experiencias que pueden ser de abuso quiz? haya también un acto de fuerza, de rebeld?a y de libertad. Quer?a reflexionar un poco sobre esto y dar descanso a otras mujeres que sienten esa incomprensi?n ante un acto que parece completamente opresor cuando ellas lo experimentan con un regocijo o con una libertad que los otros no entienden. Quer?a decir: “S?, est?s liber?ndote de una forma compleja, con unas herramientas que son limitadas, pero est?s tomando las riendas de tu vida, aunque sea de una forma muy enrevesada”.


'Polilla'

Alba Mu?oz

Alfaguara

192 p?ginas | 18,90 euros







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