"Vamos por el buen camino para la creaci?n de un nuevo grupo parlamentario. Y quien quiera un?rsenos, ser? bienvenido“, afirm? la presidenta de Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, ante un congreso de su partido ultraderechista bajo acosos de distinto signo: el resto de la extrema derecha europea los repudia como socios, por su radicalismo; el espectro parlamentario alem?n lo mantiene aislado; y, adem?s, la cita federal de sus 600 delegados arranc? con decenas de miles de manifestantes clamando contra la "propaganda nazi“ por los aleda?os del pabell?n de Essen, la ciudad del oeste de Alemania que acoge el congreso.

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"Ellos son los antidem?cratas“, asegur? Weidel ante sus correligionarios. Bajo ese "ellos“ situ? tanto a las columnas de manifestantes que tomaron las calles como a "las (Ursula) von der Leyen o (Giorgia) Melonis“. Que la l?der de AfD lance sus pullas contra otra representante de la ultraderecha europea responde al acercamiento hacia la primera ministra italiana por parte de la presidenta de la Comisi?n Europea (CE). Pero también a que su partido est? excluido como aliado por el eurogrupo de los Dem?cratas Reformistas (ECR) al que pertenece Meloni. A esa exclusi?n, ya conocida, se sum? hace unas semanas la expulsi?n de AfD como miembro de Identidad y Democracia (ID), en el que se integra la francesa Marine Le Pen.

El partido de Weidel, que ascendi? a segunda fuerza en Alemania en las pasadas elecciones europeas, encar? as? la celebraci?n de su congreso federal con caras largas, pese al hito logrado con el 15,8 % obtenido en los comicios del bloque comunitario. Sus 15 eurodiputados no tienen grupo donde integrarse y las negociaciones emprendidas a toda prisa no han dado frutos conocidos. En medios alemanes se afirm? que llevar?a el nombre de "Los Soberanistas“ y se situ? entre sus socios potenciales el "Se acab? la fiesta“ de Alvise Pérez. La AfD tiene sus propias "l?neas rojas", seg?n la viceportavoz de su grupo parlamentario, Beatrix von Storch. No aceptara "nacionalismos extranjeros contrarios a nuestros intereses", a?adi?. El congreso reeligi? a Weidel como presidenta con un 79%, un porcentaje algo m?s bajo que el de su compa?ero en la c?pula bicéfala, Tino Chrupalla, con un 82%.

Colapso ciudadano en formato p?cnic multigeneracional

"No es democr?tico aislar a un partido que alcanzar? el 34% o 35%“, afirm? en un aparte del congreso el l?der de su ala m?s radical, Bj?rn H?cke. Cit? as? los porcentajes que se les pronostican en las elecciones regionales que tendr?n lugar el pr?ximo septiembre en el este, incluido en su "Land“, Turingia. H?cke es una de las figuras m?s controvertidas del partido, pero a la vez un gran reclutador de votos. Es "cliente“ habitual de la justicia por sus arengas racistas o por usar consignas nazis en actos p?blicos. Un tribunal alem?n legitim? incluso que se le definiera p?blicamente como "fascista“, por considerarse adecuado aplicarle este término.

Los carteles con la foto de H?cke, brazo en alto a modo de saludo hitleriano, y la palabra "nazi“ fueron de los m?s presentes en la manifestaci?n que discurri? este s?bado desde la céntrica estaci?n de Essen hasta las inmediaciones pabell?n del congreso. Llegaron a juntarse entre 40.000 y 70.000 participantes, seg?n medios locales o los convocantes. Eran personas de toda edad y condici?n, desde familias con ni?os a las llamadas "Omas gegen Rechts“ -“Abuelas contra la Derecha“-, adolescentes, herederos de las revueltas del 68 y 'ravers'. También las inevitables columnas del bloque negro o izquierda radical, protagonistas de algunas escaramuzas con el poderos?simo operativo policial, integrado por unos 10.000 agentes. Essen no recordaba un colapso ciudadanos parecido en décadas.

El objetivo de los radicales era bloquear sus accesos a los delegados de la AfD. Algunos precisaron custodia de los agentes, que cargaron a porrazos contra quienes trataban de cerrarles el paso. Otros se refugiaron de sus perseguidores en una panader?a, de la que salieron asimismo bajo protecci?n policial. Hubo detenciones y algunos heridos, también entre los polic?as. El panorama general, sin embargo, era de un gran picnic intergeneracional, entre conciertos y desfilada 'rave' bajo el sol.



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