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ãäÊÏíÇÊ ÝæÑ íæ ÇáÞÓã ÇáÑÆíÓí food and agriculture news “Un rey por encima de la ley”: las claves del fallo del Supremo de EEUU sobre la inmu
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Con la sentencia dictada el lunes sobre inmunidad presidencial en el caso “Donald Trump contra Estados Unidos” el Tribunal Supremo, o m?s exactamente los seis magistrados que componen la supermayor?a conservadora asegurada precisamente desde la presidencia del republicano, han sacudido los cimientos del sistema estadounidense.

Trump es, directa e inmediatamente, el mayor beneficiado de esa decisi?n, y los cuatro procesos legales penales en su contra se ven ya afectados. El fallo, no obstante, va m?s all? del caso espec?fico de Trump.

Culmina un proceso en el que l?deres y juristas, sobre todo conservadores, llevan inmersos décadas y expande de forma inédita y extraordinaria el poder y el blindaje de la presidencia. Al hacerlo establece lo que la jueza Sonia Sotomayor, en un disenso respaldado por las otras dos magistradas progresistas y citado por el presidente Joe Biden en su cr?tica a la sentencia, ha criticado como “un rey por encima de la ley”.

Estas son las claves de una sentencia hist?rica, de consecuencias impredecibles y que ha hecho a Sotomayor, a Biden y a muchos expertos legales mostrar “miedo por la democracia” en EEUU.

El n?cleo del fallo

La sentencia, redactada por el juez John Roberts, establece que un presidente (que ya estaba blindado de ser encausado por lo penal mientras estuviera en el Despacho Oval) tiene inmunidad absoluta de una persecuci?n penal por actos oficiales que forman parte del “n?cleo de sus poderes constitucionales”.

Entre esos poderes est?n perdones, nombramientos, reconocimiento de otros pa?ses, la supervisi?n de la diplomacia internacional y de la recolecci?n de inteligencia o la gesti?n de temas relacionados con terrorismo, comercio o inmigraci?n.

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En el caso de actos realizados en lo que el Supremo llama “el per?metro exterior de sus responsabilidades oficiales”, que no se delimitan exactamente, también se debe presumir esa inmunidad. En ese per?metro, seg?n la mayor?a del Supremo, se pueden incluir “c?modamente” comunicaciones con el p?blico o discursos.

Solo no se reconoce inmunidad ante cargos penales relacionados con acciones privadas o no oficiales.

Otras determinaciones

M?s all? de esa nueva jurisprudencia, la sentencia establece otros par?metros para la persecuci?n penal de un presidente. Solo podr? ser encausado, ya sea por actos oficiales del “per?metro” en los que no se pruebe la inmunidad como en los privados o no oficiales que sean criminales, si esa persecuci?n no se inmiscuye “en la autoridad y funciones del brazo ejecutivo”.

En caso de que haya un encausamiento penal, adem?s, se impide que los tribunales puedan considerar los “motivos” que tuvo el presidente. También se proh?be que actos oficiales se presenten o usen como pruebas para sostener una acusaci?n (una determinaci?n que llev? a sumarse al disenso en ese aspecto particular a la ?nica jueza conservadora, Amy Coney Barrett).

Ejemplos

La jueza Sotomayor us? su opini?n contra la sentencia para poner ejemplos espec?ficos de los extremos a los que la nueva jurisprudencia podr?a llevar.

?Un presidente “ordena a un equipo 6 (de élite) de los Navy Seals a asesinar a un rival pol?tico? Inmune. ?Organiza un golpe militar para quedarse en el poder? Inmune. ?Acepta un soborno a cambio de un indulto? Inmune. Inmune, inmune, inmune”, escribi?.

La jueza también llam? a imaginar “que un presidente dice en un discurso oficial que pretende detener a un rival pol?tico de aprobar la legislaci?n a la que se opone, no importa lo que haya que hacer para conseguirlo”. Luego ese mandatario “contrata a un sicario para asesinar al rival pol?tico”, lo que constituir?a un acto no oficial. En ese caso, se?ala Sotomayor, el discurso oficial “no se podr?a presentar a un jurado para probar premeditaci?n”.

Roberts en su sentencia acus? a las magistradas progresistas de “azuzar el miedo con base en hipotéticos extremos”.

La argumentaci?n

La mayor?a asegura que est?n mirando al largo plazo y que no es una sentencia realizada y pensada solo en Trump. “Aplica por igual a todos los ocupantes del Despacho Oval, sin que importe pol?tica o partido”, ha escrito Roberts en el fallo.

Asegura adem?s que se busca “salvaguardar la independencia y el funcionamiento efectivo del ejecutivo” y “permitir al presidente desempe?ar sus deberes constitucionales sin precauci?n indebida” y dice que la decisi?n es necesaria para asegurar un “ejecutivo independiente y energético” y evitar uno que “se canibaliza a s? mismo, con cada presidente sucesivo libre para perseguir a sus predecesores, y a la vez incapaz de desempe?ar sus funciones con audacia y sin miedo por temor a ser el pr?ximo” perseguido por lo penal.

En el disenso, mientras, las juezas progresistas denuncian que los conservadores han ido incluso m?s all? de lo que buscaba Trump. A partir de ahora, dicen, “el uso por parte de un presidente de cualquier poder oficial para cualquier fin, incluso el m?s corrupto, es inmune a la persecuci?n”. Afirman que con el fallo “la relaci?n entre el presidente y el pueblo al que sirve ha cambiado irrevocablemente”. Y llegan a su conclusi?n de que “en cada uso del poder oficial, el presidente es ahora un rey por encima de la ley”.

El caso de Trump

Pese a la argumentaci?n de Roberts, Trump, el primer presidente imputado por lo penal, y el primero que se ha asociado a una insurrecci?n y ha sido sometido a dos impeachments, es el primer y principal beneficiado. Pr?cticamente, vuelve una certeza que no ser? juzgado antes de pasar por las urnas ni en el caso penal federal de Washington ni en el estatal de Georgia por sus intentos de subvertir los resultados leg?timos de 2020, ni tampoco en el de Florida por el manejo irregular de documentos clasificados.

Incluso en Nueva York, donde ya ha sido condenado (por la falsificaci?n documental para ocultar pagos para silenciar a Stormy Daniels antes de las elecciones de 2016), ha logrado de momento que se retrase hasta el 18 de septiembre su sentencia, mientras intenta que se anule el veredicto de culpabilidad bas?ndose en el fallo del Supremo.

La sentencia del Alto Tribunal, adem?s, dificulta que se puedan mantener algunos de los cargos del caso de Washington (donde otra sentencia del Supremo ya hab?a puesto en jaque los cargos por obstrucci?n). El Supremo, por ejemplo, dice que las conversaciones que Trump mantuvo con cargos Departamento de Justicia representan un acto oficial y, por lo tanto, blindado, aunque esas conversaciones fuera para involucrarlos en una trama para intentar lanzar investigaciones o inflar acusaciones de fraude en estados que Biden gan?, as? como en los intentos de sustituir a los electores auténticos del colegio electoral que deb?an certificar la victoria de Biden por “falsos electores”.

El Supremo también afirma que es “presuntamente inmune” por sus intentos de presionar al vicepresidente Mike Pence para que el 6 de enero, el d?a de la certificaci?n de la victoria de Biden en el Congreso, que se retras? por el asalto al Capitolio, superara su papel ceremonial e impidiera la certificaci?n.

La reacci?n de Biden

El lunes, Biden, sumido en su propia crisis por las dudas sobre su candidatura para volver a medirse a Trump, dio una breve pero contundente declaraci?n de cuatro minutos para denunciar la sentencia. “Esta naci?n se fund? sobre el principio de que no hay reyes en EEUU. Cada uno de nosotros es igual ante la ley. Nadie est? por encima de la ley, ni siquiera el presidente de EEUU. Con la decisi?n de hoy del Supremo sobre inmunidad presidencial eso ha cambiado de forma fundamental”, asegur?.

“A todos los efectos pr?cticos la decisi?n de hoy casi seguro significa que no hay virtualmente l?mites a lo que un presidente puede hacer”, a?adi?, hablando de un “nuevo principio” y un “peligroso precedente” y advirtiendo de que “el poder del cargo ya no estar? limitado por la ley. El ?nico l?mite ser? el que se autoimponga el presidente”.

Aunque él mismo ahora estar?a cubierto por la nueva jurisprudencia sobre inmunidad, el dem?crata trat? de marcar diferencias con Trump. “Sé que respetaré los l?mites del poder presidencial, como he hecho durante tres a?os y medio”, dijo, “pero cualquier presidente, incluyendo Donald Trump, ahora ser? libre de ignorar la ley”.



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