Cuando el presidente de Canarias lleve este miércoles a varios consejeros auton?micos a un centro de acogida de Tenerife para mostrarles la realidad de los menores migrantes y pedirles ayuda, quiz?s les hable del cayuco Z y de una de las l?pidas m?s recientes de los cementerios de El Hierro, la de Aissatou Camara.

Hace solo cinco d?as, cuando sent?a que "la crispaci?n pol?tica de Madrid contaminaba" las posibilidades de llegar a un acuerdo para compartir la tutela de los menores con el resto de Espa?a, Clavijo ped?a a todos: "No perdamos la referencia. Hablamos de ni?os".

"Me niego a creer que vivimos en un pa?s donde no se quiere garantizar los derechos de ni?os y ni?as que pueden ser nuestros hijos, que pueden ser nuestros hermanos, nuestros sobrinos o nuestros nietos", se lamentaba, antes de remarcar que son supervivientes de la ruta m?s mort?fera del mundo y que muchos han quedado marcados por traves?as terribles.

Como la del cayuco que entr? en la madrugada del domingo 7 de julio por sus propios medios al puerto de La Restinga, el ?ltimo hasta la fecha en El Hierro. Lleg? a tierra tras doce d?as de navegaci?n desde Senegal, con 147 ocupantes, dos de ellos ya cad?veres: una mujer y un hombre identificados como Z-8 y Z-147.

En el registro oficial de rescates por islas, a cada cayuco se le asocia una letra y a sus ocupantes se les asigna siempre un c?digo formado con esa misma letra y un n?mero. Si se trata de un cad?ver y nadie puede dar raz?n de su nombre, ser? el ?nico dato que figure en su l?pida, junto a la fecha de su llegada a Canarias.

Aissatou Camara, una guineana de 24 a?os, estuvo cerca de que la sepultaran de esa manera. De hecho, el c?digo Z8 con la fecha del 7 de julio de 2024 figura en la l?pida de su nicho en el cementerio de El Pinar.

Pero El Hierro es diferente, todo all? es m?s peque?o, m?s familiar y humano, y alguien procur? averiguar el nombre de Aussatu antes de darle su ?ltimo adi?s, aunque no hubieran pasado ni 36 horas desde su fallecimiento.

Los herre?os intentan con todos. Lo consiguieron también con Seckou Diallo, el hombre que yace a su lado, muerto en el cayuco que lleg? un d?a antes que el suyo, el Y. Con Z-147 no llegaron a tiempo.

Probablemente el nombre de Aissatou lo dio su hija, una ni?a de nueve a?os que est? ingresada en el peque?o hospital de la isla, en Valverde.

A?n est? en shock: vio morir a su madre y ha pasado por el trance de tener que contar la noticia por teléfono a su padre, un emigrante que intenta sobrevivir como puede en Europa, han indicado a EFE fuentes sanitarias y de colectivos de apoyo al migrante.

Con ella est? en el centro sanitario otro ni?o de unos seis a?os que viajaba en el mismo cayuco. Iba con su padre, uno de los siete migrantes -algunos menores- que murieron antes de ver tierra cuando se les acab? el agua. Su cuerpo, como el de los otros fallecidos, fue arrojado al Atl?ntico.

El ni?o est? sobrecogido, encerrado en s? mismo. Puede que viera hundirse a su padre para siempre en el mar o puede que quienes le rodeaban en ese trance hicieran lo posible para que no lo presenciara. Pero el ni?o sabe que su padre ha muerto.

Los dos han sido reconocidos ya como ni?os en desamparo. Ya est?n en la lista de menores tutelados por el Gobierno de Canarias, con otros 5.500 que llegaron antes que ellos. En cuando reciban el alta en el hospital, pasar?n a un centro adecuado para su edad y el trauma que han sufrido, han explicado fuentes implicadas en su acogida.

Ellos dos no son los ?nicos que lloran estos d?as en el Hospital de El Hierro. Una mujer de su mismo cayuco no deja de preguntar por su hijo, dice que solo tiene uno meses. Implora verlo desde que es consciente de se encuentra en un centro médico. En su cayuco llegaron vivos a tierra 14 menores, pero ninguno es un ni?o tan peque?o.

En una ruta que mat? de enero a junio a 5.054 personas, una cada 45 minutos, no cuesta encontrar tragedias. Esta solo es una m?s. Esta es la historia del cayuco Z, dos huérfanos y una madre desesperada.



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