El presidente nacional de Vox, Santiago Abascal, ha anunciado esta noche que rompe sus acuerdos regionales con el PP, entre ellos el de la Comunidad Valenciana. "Los vicepresidentes dimitir?n y Vox pasar? a la oposici?n", ha anunciado. Abascal ha ubicado esta ruptura en la responsabilidad de Feij?o y sus pactos con el Gobierno de S?nchez, un gobierno corrupto, ha dicho. "No tenemos ning?n apego a los sillones sino a nuestros principios".

Esta decisi?n impacta directamente sobre la gobernabilidad de la Generalitat, y obliga a un reinicio de la legislatura de Carlos Maz?n. Justo un a?o después de su investidura, Maz?n se ve obligado a afrontar su primera crisis de gobierno, forzada por la dimisi?n de los consellers de Vox. Eso ha durado el primer gobierno de PP y Vox, menos de un a?o, 360 d?as.

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Tras una reuni?n m?s larga de lo esperado, Santiago Abascal consuma de esta manera su amenaza al presidente nacional del PP, Alberto N??ez Feij?o, y, con el pretexto del reparto de menores inmigrantes de Canarias (apenas 347 en un pa?s de 47 millones de personas), ordena la salida de su partido de los cinco gobiernos de coalici?n con el PP: el valenciano y también los de Extremadura, Arag?n, Castilla y Le?n y Murcia. El Consell, por tanto, ha sido sacrificado en el altar de la fragmentaci?n pol?tica nacional.

Obligada remodelaci?n

La primera consecuencia es que a Carlos Maz?n se le abre un agujero en su gobierno. El que dejan Vicente Barrera, vicepresidente primero y conseller de Cultura; la consellera de Justicia e Interior, Elisa N??ez; y el conseller de Agricultura, Ganader?a y Pesca, José Luis Aguirre, que presentar?n su dimisi?n en las pr?ximas horas, porque, como han reiterado, obedecer?n al l?der voxista.

La cuesti?n, ahora, es c?mo se aborda esta crisis. La ?nica certeza es que el adelanto electoral est? descartado. Maz?n gobernar? en minor?a el resto de legislatura, sea cual sea su duraci?n, pero sin convocar a las urnas fruto de esta crisis. La profundidad de la remodelaci?n también es una inc?gnita. La l?gica dir?a que posiblemente disminuya el n?mero de conselleries, en l?nea con la pol?tica de reducci?n de estructura pol?tico-administrativa mantenida hasta ahora, lo que reducir?a el n?mero de nuevas incorporaciones.

Incomprensi?n en los socios

La sensaci?n en las ?ltimas horas tanto en el Consell como en los grupos parlamentarios de PP y Vox era de absoluta incomprensi?n, de crisis gratuita. No ha sido una fractura al uso, de las que van precedidas de cap?tulos de reproches, desautorizaciones y deslealtades. Esta ha sido una ruptura impuesta, teledirigida desde Madrid, dentro de la estrategia nacional de un partido, el de Santiago Abascal, que ha decidido abandonar la institucionalidad para recuperar su pedigr? como fuerza antisistema-dentro-del-sistema y cr?tica ante un PP contemporizador con Pedro S?nchez. Ese ha sido el relato de una crisis institucional en la que también operan otros factores fuera de campo, como la emergencia de la formaci?n ultra de Alvise Pérez, que estaba reduciendo el campo de juego -y el electoral, como se vio en las pasadas europeas-; o la b?squeda de mayor protagonismo en la nueva escena europea, tras la reordenaci?n de las alianzas entre los partidos ultras y con Vox cambiando de familia pol?tica

La complicidad intacta entre PP y Vox

Todos esos factores externos alimentan una decisi?n que los dirigentes de Vox en la C. Valenciana han dejado claro que solo acatan por disciplina. Los afectos siguen intactos. Ayer mismo, la sesi?n de control al Consell volvi? a evidenciar la complicidad entre los socios, adem?s de aprobar la iniciativa conjunta m?s polémica de este a?o escaso de coalici?n: la ley de Concordia, que deroga la de Memoria Democr?tica del Botànic. Vista la intensidad de los abrazos, especialmente entre Carlos Maz?n y su vicepresidente Vicente Barrera, ese puente sigue perfectamente transitable.



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