Desde 1981 he conocido a todos los presidentes y directivos del FC Barcelona. Y a todos ellos les une el mismo denominador com?n: su amor y pasi?n por el Barça. Con el paso de los a?os, la experiencia me ha ense?ado que la primera gran virtud que debe/deber?a atesorar un directivo del Barça es tener la suficiente personalidad como para saber irse al d?a siguiente si cree que lo que est? haciendo su presidente, o lo que ocurre en el club, no casa con sus principios o no se ajusta a su idea de lo que es servir a la instituci?n. La fidelidad a un presidente nunca debe estar por delante de los intereses del FC Barcelona. Jam?s. Los directivos se deben a sus socios, aunque visto lo visto, esta frase ya es puro eufemismo.

Una junta directiva es una amalgama de muchas personalidades y perfiles diferentes. Los hay discretos y los hay que aman la exposici?n p?blica. Los hay m?s implicados y menos, quienes saben expresar sus discrepancias en las juntas y los que dicen amén a todo. Reconozco que he coincidido mayoritariamente con directivos abnegados, entregados de cuerpo y alma al club de forma altruista (como no podr?a ser de otra forma) y poniendo su granito de arena a costa de hacer un gran sacrificio personal, familiar y econ?mico. Nadie les obligaba, es cierto, pero es justo saber reconocerlo. Por otra parte, en vez de ser una virtud, creo que es una pésima noticia que un directivo o el presidente se pase la vida en el club, porque denota que el modelo de gesti?n no es el correcto. Lo que ocurre hoy en el FC Barcelona, por lo tanto, es un caso excepcional.

Un directivo del Barça no tiene nada que ganar salvo el orgullo y la satisfacci?n personal de contribuir a mejorar el club de su vida: ni uno solo debe quedarse un minuto m?s del necesario donde no esté a gusto o donde vea cosas extra?as. Menos aun cuando est? tipificada la administraci?n desleal y la apropiaci?n indebida y algunos han tenido que pasar por el duro trance de una acci?n de responsabilidad o demandas judiciales.

Desde N??ez hasta Laporta, todos los presidentes, sin excepci?n, han sufrido bajas en sus filas. Perd?n, Sandro Rosell no, se march? él mismo como consecuencia de las derivadas del ‘Caso Neymar’. A N??ez se le fueron Sixte Cambra y Ramon Fuster. A Gaspart, entre otros, Jaume Llaurad?, Rovira, Fern?ndez, Salvador Alemany,

Masfurroll… A Joan Laporta le abandonaron primero Rosell, Bartomeu, Monés, Moix, Faus y después los Soriano, Ingla, Murtra, Vicens, Rovira, Vilaseca, Cambra, Vives Fierro…. Tampoco se salv? Bartomeu como presidente: Xavier Faus, Jordi Mestre, Arroyo, Susana Monje, Tombas, Pons, Silvio El?as, Maria Teixidor, Casalmiglia, Emili Rousaud… Y en el ?ltimo mandato de Laporta dimitieron Jaume Gir? y Jordi Llaurad?.

A todos ellos, sin duda, les doli? dejar el club de sus amores, pero seguro, seguro, seguro, que prevaleci? una m?xima: all? donde no estoy a gusto, me voy. Y a los que se quedan, un consejo que siempre da Toni Ruiz, ex director de comunicaci?n del FC Barcelona: nunca hagan ni consientan nada que no puedan explicar.



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