Con la claridad y la profundidad con que aborda la historia en sus libros (como en 'Isabel II. Una biograf?a', o en 'Emilia Pardo Baz?n', ambos en Taurus), Isabel Burdiel se refiere en esta entrevista, entre otros asuntos, al momento presente y a la herencia de un hecho muy relevante de la posguerra espa?ola y del posfranquismo, la Transici?n.

La historiadora, catedr?tica en la Universidad de Valencia, estudiosa en diversas universidades extranjeras, en Inglaterra y en Estados Unidos, aborda aqu? la pregunta sobre ese episodio del que parte la Espa?a actual con una claridad poco habitual en el lenguaje cultural o pol?tico de esta época.

Dice ella, al respecto de esa herencia que aun perdura, entre olvidos o cr?ticas: “Le pidieron, y le piden, a la Transici?n una perfecci?n inmaculada y transhist?rica que casi regocija por lo que tiene de pensamiento adolescente. Aunque en realidad no tiene ninguna gracia. Se han cargado un mito de consenso (y utilizo el término 'mito' con conciencia de lo que digo) que ten?a capacidad de proyecci?n hacia el futuro”.

Su trabajo como historiadora ha recibido el premio Nacional por su biograf?a de Isabel II y el de la Cr?tica Literaria Valenciana por la biograf?a de do?a Emilia Pardo Baz?n. Entre otros libros, estas son también obras suyas: 'La pol?tica de los notables' (Alfonso el Magn?nimo, 1987), 'Mary Wollstonecraft. Vindicaci?n de los derechos de la mujer' (C?tedra, 1994). 'Mary Shelley. Frankenstein, o el moderno Prometeo' (C?tedra, 1996), 'Liberales, agitadores y conspiradores. Biograf?as heterodoxas del siglo XIX espa?ol', edici?n con Manuel Pérez Ledesma (Espasa, 2000). Y 'Liberales eminentes', edici?n con Manuel Pérez Ledesma (Marcial Pons, 2008).

Hicimos esta entrevista para la presente serie, 'La sensatez y la historia', a partir de un cuestionario.

P. ?Volver a otras etapas de la historia servir?a para afrontar mejor la actualidad que estamos viviendo?

R. L.P. Hartley dijo hace muchos a?os (1953), en una novela titulada 'The Go-Between', que “el pasado es un pa?s extranjero. All? hacen las cosas diferente”. Lo interesante es que los pa?ses extranjeros te dicen muchas cosas sobre el propio. Creo que la historia (con toda su extra?eza o quiz?s por ella) ayuda a comprender mejor el presente y, a lo mejor, a afrontarlo.

P. Como en el pasado que estudiamos en las escuelas, en los institutos o en las universidades, ahora hay guerras, confrontaciones incomprensibles, y extremadamente crueles también. ?De d?nde le viene a la humanidad esta decisi?n de confrontar y de matarse?

R. No puedo realmente responder a esa pregunta porque entrar?amos en el terreno de la antropolog?a y de la biolog?a. Pero reitero que la historia -con su insistencia en la explicaci?n de los contextos, del cambio y del alcance y l?mites de la acci?n humana- ayuda a conocer mejor. Y el conocimiento, para bien y para mal, es poder. En este sentido se pueden recomendar muchas lecturas, pero sigue siendo muy aleccionador el libro de Chris Clark, 'Son?mbulos. C?mo Europa fue a la guerra de 1914' y los de Ziblatt y Levitsky sobre c?mo mueren las democracias y la tiran?a de la minor?a. Me gust? mucho en su momento, y es antecedente de estos, un libro m?s hist?rico: el de Timothy Snyder 'Sobre la tiran?a. Veinte lecciones desde el siglo XX'. También, del mismo autor, 'El camino hacia la no libertad'.

P. Usted es catedr?tica de Historia. ?De los episodios que ha estudiado cu?l le ha resultado el m?s incomprensible, y también el m?s da?ino? Al contrario, ?de los que conoce cu?l le parece aleccionador?

R. Intenté comprender, en mi estudio sobre Isabel II, c?mo se pod?an hacer tan mal las cosas desde la Corona y también desde importantes partidos pol?ticos liberales. Es decir, c?mo se corrompieron y arruinaron algunas de las esperanzas fundamentales que llevaron a mucha gente, a muchos liberales, a apoyar a la reina en la terrible guerra carlista de los a?os treinta del siglo XIX. También, y muy relacionado, los riesgos de una instrumentalizaci?n pol?tica de la monarqu?a.

P. Ha estudiado, por ejemplo, la figura de una escritora fundamental de la historia literaria espa?ola, do?a Emilia Pardo Baz?n, que es s?mbolo de la lucha feminista en nuestro pa?s, como tal escritora pero también como ciudadana. ?Qué influencia tiene esa literatura en la lucha de la mujer por su libertad y, en general, cree que la historia de la literatura sirve para entender y encauzar esa lucha?

R. Durante mucho tiempo Emilia Pardo Baz?n ha sido “un eslab?n suelto” en la historia del feminismo espa?ol por lo dif?cil que era ubicar y entender la relaci?n entre su feminismo y su conservadurismo. He tratado muchos temas en mi libro, pero, en relaci?n a tu pregunta, lo que he intentado hacer es precisamente entender la combinaci?n de conservadurismo y progresismo en la literatura y los ensayos feministas de Pardo Baz?n.

Si los estudiantes siguen sin saber tras tus clases, en buena medida es culpa tuya y no una muestra suya de ineptitud para apreciar lo genial y excelente que t? eres como profesor o profesora"







P. Su aprendizaje se complet? en el extranjero, en Inglaterra y en Estados Unidos. ?Qué obtuvo, como intelectual y como ciudadana, de ese contacto con las ense?anzas inglesa y norteamericana? Y esos pa?ses, ?qué le ense?aron para entender el porvenir de la vida?

R. Como historiadora me ense?aron a valorar el papel de la acci?n humana en el devenir hist?rico y la importancia (la obligaci?n en realidad) de escribir historia de una manera expresiva e inteligible, tanto para los especialistas como para los no especialistas. En 1990-91 en la universidad Johns Hopkins, en EEUU, descubr? la capacidad de renovaci?n del llamado postestructuralismo, de la historia cultural y postcolonial. Hoy es “dieta” habitual, y ya con claros rendimientos decrecientes en la historiograf?a espa?ola. Fue entonces cuando empecé a interesarme por las relaciones entre historia y literatura.

P. Hay un grafiti an?nimo que se hizo famoso en el mundo, “cuando ten?amos las respuestas nos cambiaron las preguntas”. En su caso, como historiadora, ?ha habido hechos o certezas que ahora son muy distintos a los que marcaron sus convicciones o a los que usted conoci? en el pasado e incluso estudi??

R. En cualquier ?mbito de investigaci?n, pero sin duda en historia, lo m?s importante es ser capaz de hacerse preguntas y formular bien un problema. Esas preguntas y esos problemas van modific?ndose con las respuestas dadas por otros historiadores y con los intereses de cada época o situaci?n. Eso es lo estimulante. A veces algunos de nosotros nos mostramos en exceso escépticos respecto a las nuevas formas de hacer historia. Esto es sano para no dejarse deslumbrar por las modas y descubrir mediterr?neos, pero también puede ser una forma de refugiarse en la zona de confort de cada uno.

P. Un joven periodista que ha descubierto su manera de interpretar la historia me hizo algunas preguntas para que yo se las trasladara. Una es esta: ?c?mo ve la relaci?n entre historiograf?a y periodismo?

R. Juan, realmente, no sé c?mo contestar a esto. Creo que los periodistas cada vez est?n m?s interesados en la historia y que es obligaci?n nuestra responder a ese interés y participar en la conversaci?n p?blica.

P. Y, relacionada con aquella, ?qué supone para la Ciencia de la Historia que por primera vez exista un Archivo Infinito, Google? ?La posibilidad infinita e inmediata del acceso al archivo no dinamita de alguna forma la posibilidad de la historia como forma de conocimiento?

R. No necesariamente.Depende siempre del uso riguroso que se haga. Un campo reciente procedente de todas esas innovaciones, y que tiene mucho interés, es el de las Humanidades Digitales.

P. Usted ejerce un magisterio muy importante, por sus conocimientos, por su manera de ense?arlos. ?A qué obliga hoy el magisterio, la ense?anza, el contacto con quienes quieren aprender?

R. Sobre todo, a respetar a los estudiantes y a reconocer que, si no se interesan o no saben, y siguen sin saber tras tus clases, en buena medida es culpa tuya y no una muestra suya de ineptitud para apreciar lo genial y excelente que t? eres como profesor o profesora. En mi campo yo lo que intento, sobre todo, es ense?arles a pensar hist?ricamente. Eso es lo crucial.

Al liberalismo y al populismo salvajes -y para cierta derecha que va a remolque de ellos-- no les interesa nada la educaci?n de calidad y saben que su poder y su influencia dependen de su capacidad para erosionar la escuela y la universidad p?blicas"







P. Siendo tan importante la ense?anza, y sobre todo la ense?anza de la historia, para animar la convivencia, y hacerla m?s entra?ada con los saberes, ?siente usted que en nuestro pa?s hay preocupaci?n por mejorar la universidad o la escuela?

R. Depende de quien hablemos. Al liberalismo y al populismo salvajes -y para cierta derecha que va a remolque de ellos-- no les interesa nada la educaci?n de calidad y saben que su poder y su influencia dependen de su capacidad para erosionar la escuela y la universidad p?blicas. Muy preocupante porque no es s?lo un problema nuestro. Estamos a escala global en una encrucijada hist?rica decisiva y francamente alarmante.

P. Esta serie de entrevistas que hago con historiadores tratan de buscar sensatez en quienes han estudiado el pasado para interpretar el presente. La pregunta que en este sentido les hago a sus compa?eros historiadores es si algunos episodios de la historia arrojan luz para interpretar, y dotar de sensatez a las respuestas que har?an comprensible o mejor el momento presente. Es, por as? decirlo, la pregunta que abre y cierra esta serie en concreto. ?En qué zonas de la vida, y de la lucha por la vida, halla ahora esos rasgos de sensatez por los que indago como periodista?

R. Creo que los pactos de la Transici?n, con todas sus limitaciones, fueron una muestra de sensatez y de la capacidad de aprender de la propia historia. Aquella sensatez y capacidad para el di?logo y el consenso entre contrarios (con los iguales o parecidos es muy f?cil coincidir) ha sido denostada en unos términos que exhiben en la mayor parte de los casos una conciencia hist?rica nula: es decir, ignoran el contexto en que se produjo. A eso son muy dados los polit?logos. No es raro que Pablo Iglesias sea uno de ellos. Le pidieron, y le piden, a la Transici?n una perfecci?n inmaculada y transhist?rica que casi regocija por lo que tiene de pensamiento adolescente. Aunque en realidad no tiene ninguna gracia. Se han cargado un mito de consenso (y utilizo el término 'mito' con conciencia de lo que digo) que ten?a capacidad de proyecci?n hacia el futuro. Las sociedades necesitan mitos y, como dec?a Lévi-Strauss, “los mitos son mentiras que dicen la verdad”.**



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