Hasta ahora ninguna provocaci?n neonazi alter? la carrera ascendente de Bj?rn H?cke, el m?s radical y exitoso l?der —en cuanto a votos— del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Este jueves, se sent? como acusado ante la justicia en la ciudad de Halle, al este del pa?s, por usar terminolog?a nazi. Fue en un acto del partido en 2021. La frase pronunciada —y coreada entre el p?blico— fue Alles für Deutschland (“Todo por Alemania“), una consigna de las tropas de asalto paramilitares, la SA, de Adolf Hitler. H?cke ha afirmado desconocer ese significado y argumentado que busc? un equivalente al America First de Donald Trump. La explicaci?n es poco cre?ble, ya que H?cke fue profesor de Historia de instituto antes que pol?tico.

Es la sexta vez que afronta acusaciones por incitaci?n al odio o negaci?n del Holocausto. Ninguno de esos sumarios tuvo consecuencias en su carrera. La situaci?n ahora es compleja para el l?der m?s extremista de la AfD, al que desde 2019 se puede calificar p?blicamente de "fascista", ya que un juez consider? "objetivamente correcto" el uso de ese término para referirse a él.

H?cke, de 52 a?os y l?der de la AfD en Turingia, compareci? ante la audiencia algo cabizbajo y arropado por tres abogados. Lo primero es inusual en él; lo segundo apunta a su preocupaci?n ante proceso que se produce a cuatro meses y medio de unas elecciones cruciales para la extrema derecha alemana. Sus abogados presentaron una sucesi?n de alegaciones, lo que demor? durante horas el inicio del juicio para el que se prevén cuatro vistas.

Posible inhabilitaci?n

Los l?mites entre la libertad de expresi?n y las proclamas nazis son muy estrictos en Alemania, pa?s donde negar el Holocausto puede acarrear hasta cinco a?os de c?rcel. En caso de ser declarado culpable, a H?cke podr?a caerle desde una sanci?n econ?mica a tres a?os de prisi?n. Pero también podr?a costarle la inhabilitaci?n temporal para la pol?tica.

Todo esto ocurre a meses de unos comicios en serie en los que AfD podr?a alzarse como primera fuerza en el este del pa?s. Turingia es uno de los tres L?nder —estados federados— donde se celebran en septiembre. A H?cke se le atribuyen opciones de obtener para la AfD su primera victoria a escala regional, un hito para un partido nacido en 2013 como euroescéptico y convertido luego en xen?fobo, capitalizador del voto de protesta, pero también del neonazismo.

Su radicalismo ha colocado a la AfD bajo observaci?n de los servicios de inteligencia en parte del pa?s. Es un gran generador de esc?ndalos —lleg? a calificar de "vergüenza" el monumento a las v?ctimas del Holocausto de Berl?n—, pero también recluta los mejores resultados para el partido, lo que ha permitido arrinconar al sector llamado "moderado" hasta imponer su v?a extremista. Como a Trump, los esc?ndalos no le han restado apoyos, m?s bien al contrario. Es cierto que AfD ha perdido algo de ?mpetu ante las elecciones europeas, ya que ahora se le pronostica un 17% o 18% de los votos —entre dos y tres puntos menos que hace unos meses—, pero esta ca?da responde a la irrupci?n del nuevo populismo izquierdista capitaneado por Sahra Wagenknecht, que defiende como la AfD la l?nea m?s dura en materia de inmigraci?n.

La trama prorrusa

El juicio contra H?cke coincide con las investigaciones contra Maximilian Krah y Petr Bystron, primero y segundo en la lista de la AfD para las elecciones europeas y bajo sospecha de estar al servicio de las redes de desinformaci?n de Rusia. Sucesivos medios han sacado a la luz revelaciones sobre presuntos cobros desde Mosc?.

A AfD, como a otros ultraderechistas europeos, se la identifica como "prorrusa" desde mucho antes de las sospechas sobre estos l?deres. Desde la c?pula se responde a cada acusaci?n, nueva o reiterada, afirmando ser v?ctimas de una "caza de brujas". Esa fue también la explicaci?n dada esta semana por su delegaci?n del land de Baja Sajonia tras los registros a su sede relacionados con ingresos donativos irregulares o de procedencia dudosa.



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