?ngeles Blanco (1985, Madrid) es lesbiana, abogada y tiene 39 a?os. Desde los 27, convive con una pluridiscapacidad. Padece una enfermedad rara, la enfermedad de Sheuerman. También una discapacidad auditiva y ansiedad generalizada, lo que no le impide alzar su voz para derribar los estigmas que rodean a las mujeres con discapacidad, a las que se les arrebata su sexualidad bajo una infantilizaci?n constante por parte de la sociedad. Por el D?a de la Visibilidad Lésbica, habla con El Peri?dico de Espa?a, del mismo grupo editorial, sobre lo que significa la triple discriminaci?n a la que se enfrenta, de lo que se encuentra en sus primeras citas o del delito de odio por parte de un grupo de neonazis.

P. ?Por qué cree que es necesario un D?a de la Visibilidad Lésbica?

R. Los afectos entre las mujeres est?n naturalizados, de tal manera que no se identifican las relaciones sexo-afectivas entre ellas. Otra cuesti?n muy importante es la falta de espacios de representatividad. De forma tradicional, el movimiento LGTBI ha sido dirigido por hombres. Las personas trans también han tenido su protagonismo, muy merecido adem?s. Pero la ‘L’ ni capitana ni est? presente. Esas dos esas dos realidades hacen que este d?a sea fundamental.

P. ?Qué quiere visibilizar en su caso?

R. Necesito y quiero visibilizar las circunstancias de las mujeres lesbianas con discapacidad. Es un acierto por parte de la FELGTBI+ que este a?o dedique el d?a a la ‘L+’, donde se pretende recoger la interseccionalidad que nos atraviesa como mujeres lesbianas. Es la visi?n a la que deben dirigirse los feminismos. La posici?n que ocupa una mujer es el resultado de diferentes ejes de opresi?n. En las mujeres lesbianas, van a estar presentes el género y la condici?n LBTI, pero se pueden sumar otros ejes, como la clase social, la posici?n econ?mica, la raza o la situaci?n de mujer migrante. En mi caso particular, la discapacidad.

La sexualidad no se mira de frente en las personas con discapacidad. Parece que somos asexuadas, eternas ni?os y ni?as, o seres hipersexualizadas







P. ?Dir?a que como mujer, como lesbiana y como persona con discapacidad vive una triple discriminaci?n en determinadas situaciones?

R. S?. No es tanto que sean realidades acumulativas -cu?nto me discriminan por ser lesbiana, cu?nto por ser mujer y cu?nto por tener, una discapacidad- sino que desde esa l?gica de posici?n me tengo que enfrentar a tres circunstancias que se interrelacionan en mi persona. Cuando analizo la situaci?n de las mujeres lesbianas y con discapacidad, tenemos que partir de situarnos en el entorno de la discapacidad. Pero, si piensas en personas con discapacidad, y te imaginas el s?mbolo para representarlas, por ejemplo, en las plazas reservadas, ?qué se te viene a la mente?

P. La silla.

R. Esa silla est? ocupada por un hombre. Por tanto, dentro de la propia discapacidad, ya sea f?sica, sensorial o de cualquier tipolog?a, solamente se representa a los hombres. Ah? ya tengo una invisibilidad.

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La activista ?ngeles Blanco y en la calle Alcal? (Madrid).
ALBA VIGARAY
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Otra: la sexualidad no se mira de frente en las personas con discapacidad. Parece que somos personas asexuadas, eternas ni?os y ni?as, o seres hipersexualizadas, algo que se suele asociar err?neamente a tipolog?as como la discapacidad intelectual. Pero no hay una visi?n normalizada de nuestra sexualidad. Ese ingrediente est? ah?. Ya si le sumas a esa coctelera la diversidad sexual...

P. ?Por qué cree que no hay esa visi?n normalizada de la sexualidad de las mujeres con discapacidad?

R. Porque no se ha ense?ado. Hasta hace muy poco tiempo las propias organizaciones de discapacidad no han empezado a hablar de sexualidad, ni se ha formado sobre derechos sexuales y reproductivos a las mujeres. Es una realidad que se ha pretendido esconder, porque el abordaje de la discapacidad se ha centrado en una visi?n m?s asistencialista. Se busca que estemos bien en términos de salud, que accedamos a todas las terapias o que estemos cuidadas, alimentadas y con buena higiene en el caso de que exista un alto. Pero no se ha pensado desde el punto de vista del desarrollo personal.

Cuando por fin hemos empezado a poner el foco en esa idea de la atenci?n centrada de la persona, se ha ido abriendo camino a otras esferas. Pero la sexualidad es un tab? de por s?. Si a esto le a?ades la situaci?n de discapacidad...

R. No es f?cil.

R. Si tienes un hijo o una hija con discapacidad, al que ves como un ni?o o una ni?a, es dif?cil imaginarlo como un ser un ser deseante o deseable. Si adem?s dice que puede ser homosexual o tener una identidad de género trans, explota la cabeza. A d?a de hoy, me atrevo a seguir diciendo que en los programas de abordaje de la sexualidad se sigue sin tener en cuenta la diversidad sexual. En algunos centros de personas con discapacidad en los que ha habido avances. Puede que veas parejas hetero en unidades de convivencia, es decir, habitaciones compartidas, por no a homosexuales.

R. La identidad sexual es muy importante para las personas.

R. Cuando abordo esta tem?tica en las formaciones de Derecho, parto de que la sexualidad es un elemento clave de la intimidad, que es un derecho fundamental y que, adem?s, ata?e directamente a la dignidad personal. Si a d?a de hoy me niegas que pueda tener una pareja por el hecho de tener una discapacidad, ?qué me importa ya el desarrollo laboral que pueda tener? ?O la inclusi?n en la comunidad? Van a ser elementos que me van a permitir tener una vida m?s o menos plena, pero nunca desde la libertad del ser y existir. Me estar?an impidiendo desarrollarme como persona. Todo lo dem?s no me sirve.

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?ngeles Blanco frente al Ministerio de Igualdad.
ALBA VIGARAY
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Pero claro, si las personas con discapacidad no tienen esta formaci?n y las familias siguen reticentes a reconocer la diversidad sexual, la realidad es que mucha gente con discapacidad queda atrapada dentro de los armarios. Muchas mujeres lesbianas no dan un paso adelante ya no solo por visibilizarse p?blicamente, sino para vivir acorde a lo que sienten.

P. ?Es mucho m?s dif?cil salir del armario cuando tienes una discapacidad que cuando no?

R. Much?simo m?s. Les he preguntado a compa?eras por qué no quieren salir en los seminarios y responden que ya se enfrentan a bastantes dificultades. Por ejemplo, en su desenvolvimiento en el centro en el que viven como mujer con discapacidad. Hay que pensar que muchos de ellos, por falta de inversi?n p?blica, todav?a no cuentan con habitaciones individuales. Son compartidas y segregadas por sexo. En ese contexto, no es un espacio seguro para salir del armario. Hay miedo.

Otra de las cuestiones que suelen comentar es que ya tienen muchas dificultades a la empleabilidad. A d?a de hoy, solo una de cada cuatro personas con discapacidad trabajamos. Con respecto al acceso al empleo p?blico, no hay tantas diferencia entre hombres y mujeres, pese a que nosotras nos enfrentamos a m?s jornadas parciales, temporalidad y brecha salarial. Pero encuentro much?simas barreras para la inserci?n laboral. Y todav?a habr?a m?s si a eso le a?ades el visibilizar la condici?n de pertenencia al colectivo LGTBI.

Como mujer lesbiana, es muy complicado presentarse a una primera cita con una discapacidad







Adem?s, hay discapacidades que dan lugar a dependencia en muchos sentidos. Est? la f?sica en las m?s severas, como la par?lisis cerebral o la sordoceguera, donde necesitas una tercera persona para la realizaci?n de todas las actividades diarias; la emocional, porque no alcanzar la plena inclusi?n hace que desarrolles tu vida dentro del hogar, con un entorno muy reducido de personas; y la dependencia econ?mica. La mayor?a viven con prestaciones y pensiones muy reducidas. Muy pocas personas estamos mercado ordinario; el resto est?n en centros especiales de empleo. Eso tiene una traducci?n econ?mica: cobran el salario m?nimo interprofesional, con lo cual no se pueden emancipar. As? que si para cualquier persona es dif?cil salir del armario o reconocerse como persona trans, imag?nese sumar estas dependencias. Sin olvidar el autoconcepto: por el capacitismo, la sociedad lanza un mensaje que vales menos.

R. Un informe de la Federaci?n Espa?ola LGTBI revelaba este a?o que cuesta mucho salir del armario en los centros de trabajo. Entiendo que con discapacidad es a?n m?s complicado.

R. En los centros de trabajo quiz? sea un poco m?s f?cil. El miedo viene sobre todo por la inserci?n laboral cualitativa. Es decir, por el trabajo ordinario. También hay circunstancias complicadas dentro de algunos hogares. Hay mujeres trans con discapacidad que te cuentan que en su casa se siguen refiriendo a ellas en masculino. Otra cuesti?n es desenvolverte dentro del contexto LGTBI como persona con discapacidad.

P. ?Qué se encuentra?

R. Como mujer lesbiana, es muy complicado presentarse con una discapacidad. Al principio no sab?a qué hacer las aplicaciones de ligar. ?Poner o no la discapacidad? ?Hacer filtro con ella porque, total, la vas a tener que decir? El caso es que cuando no lo pon?a, en las primeras citas ocurr?a algo muy sistem?tico: todo giraba en torno a mi discapacidad. Preguntaban, por ejemplo, c?mo iba a evolucionar, algo que es terrible, porque es una enfermedad rara y tampoco puedo contestar demasiado.

?Eso en una primera cita?

Me ha pasado muchas veces. Recuero una vez que quedé con una mujer bisexual. Le dije que est?bamos centrando todo en torno a mi discapacidad. As? que le hice una pregunta: 'Tienes un hijo de 8 a?os con otra pareja. ?Qué crees que puede tener m?s impacto en nuestra potencial pareja, mi discapacidad o la circunstancia de que t? seas madre?'

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La abogada y activista junto a su silla, en la Plaza de Chueca.
Alba Vigaray
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Al final, la discapacidad es una circunstancia m?s de la vida, pero no se ve as?. Y en el caso de las mujeres lesbianas esto se acrecenta porque nos atraviesa el género. Como mujeres, se nos ha ense?ado que si algo pasa dentro de la unidad de convivencia, debemos ser nosotras las que ejerzamos el cuidado. Lo digo porque a otras compa?eras con discapacidad no les ocurre lo mismo con hombres.

P. Son ellas las que se posicionan como potenciales cuidadoras.

R. Y como te ven desde ah?, te conviertes en una potencia carga, as? que tu persona se desvirt?a totalmente. Dejas de ser una potencial pareja, sea m?s duradera o m?s espor?dica. Otra cuesti?n que es la fetichizaci?n de las mujeres lesbianas. Entra la parte esa de que se nos ve como hipersexuales o, sobre todo, como ni?as eternas. Mi discapacidad congénita no se vio hasta los 27 a?os, en los que tuve una vida como mujer lesbiana. A partir de entonces, de repente, pasé a ser virgen socialmente. Ten?a todo tipo de proposiciones para ‘ense?arme todo’. ?En qué momento llegan a es conclusi?n y les atrae tutorizarme?

También te hacen todo tipo de propuestas que rozan un poco la violencia. Como el autoconcepto est? muy da?ado, las mujeres lesbianas caen en situaciones en las que no caer?an si su autoestima estuviera bien. Pero van a llevar a cabo pr?cticas sexuales de riesgo o en grupo simplemente por el hecho de sentir pertenencia. Esa parte es compleja, pero existe y me preocupa. Hay tipolog?as de discapacidad que pueden tener m?s dificultades para detectarlas o para frenarlas, como el autismo, la discapacidad intelectual o, incluso, la discapacidad psicosocial. s.

R. He le?do y he visto que quiere ser madre. En el ?mbito médico, y m?s espec?ficamente en el ginecol?gico, ?se ha encontrado con un trato diferente al que podr?a haber tenido si no llega a ser lesbiana o si no llega a tener discapacidad?

R. Te posiciona en el lugar de no est?s teniendo relaciones sexuales, directamente. Muchas veces aqu? lo que ocurre es que tienen cierta reticencia, y te preguntan y te reiteran si realmente no eres virgen porque, si no, no quieren llevar a cabo la exploraci?n ginecol?gica, sobre todo la vaginal.

Yo no puedo ser madre biol?gica porque tengo tantos huesos intervenidos (68) que ser?a contraproducente. Tampoco quiero explotar a otra mujer. Pero la maternidad es uno de mis grandes reclamos. Las listas nacionales para la adopci?n, la ?nica v?a que me queda, est?n paralizadas desde hace bastantes a?os y la opci?n internacional se basa en el Convenio de La Haya. Los Estados parte determinan qué criterios consideran a la hora de permitirte la adopci?n de un menor. Y son discriminatorios en ambos sentidos. Muchos pa?ses excluyen la situaci?n de discapacidad y otros la LTBI. Cuando las manifiestas conjuntamente es bastante peor, porque solo te queda un pa?s posible.

Aunque ocultase mi pertenencia al colectivo para intentar la adopci?n monomarental lo tendr?a muy dif?cil. Sobre todo porque, en Espa?a, me enfrentar?a al problema de obtener un informe de actitud positiva que muy posiblemente no ser?a positivo por esa visi?n absolutamente capacitista de los cuidados y de la crianza que tenemos. La l?gica es que hay actitud cuando f?sicamente lo puedes llevar a cabo, pero si necesitas apoyo, ya no se valora m?s... Para m?, el planteamiento es totalmente diferente: lo ?nico que se puede suplir es lo f?sico, lo que no se puede suplir en la crianza es crear ciudadanos y ciudadanas en igualdad, que ser?a la base emocional del cuidado. Pese a todo, es la ?nica que no se tiene en cuenta en los informes de actitud. Es una batalla que llevaré a cabo ya no para m?, sino para que las mujeres. Lesbianas que vengan detr?s puedan.

P. En 2007 sufri? un delito de odio.

R. Ten?a 23 a?os. Es uno de los episodios m?s complicados de mi vida.

P. ?Estaba con una chica?

R. No exactamente, porque no estaba sola en el momento en el que recib? la paliza, pero el componente de delito de odio s? estaba. Es m?s, seg?n me estaban pegando, me dec?an insultos como 'lesbiana de mierda', 'mamarracha', 'te vamos a matar'...

Fue volviendo a casa a las siete y pico de la ma?ana después de salir con una amiga. Lo hizo un grupo neonazis, tres hombres y una mujer. No les pude ver las caras porque se escondieron detr?s de un aparcamiento y al primer golpe ya estaba en el suelo. A partir de ah? sufr? todo tipo de patadas, pu?etazos... Me golpearon con objetos y me llegaron a mear encima. Si no llega a ser porque una persona que estaba al otro lado de la calle llam? a la polic?a, creo que no hubiera salido de esa. Las secuelas f?sicas duraron seis meses; las psicol?gicas, much?simos a?os. Viv? un proceso de rearmalizaci?n. Ten?a much?simo miedo de que volvieran a acabar lo que lo que hab?an empezado. A base de mucho trabajo personal y de terapia lo consegu? vencer como mucho hace dos a?os. Hasta entonces era incapaz de tener ning?n tipo de manifestaci?n de aspecto con mis parejas por la calle. Siempre estaba vigilante de si nos ve?a alguien y nos pod?a pasar.

P. ?Eso se lo encuentras en m?s mujeres?

R. Los delitos de odio de esta magnitud no. Por lo general, estos delitos son menos frecuentes que en hombres y mucho menos que en personas trans.

P. ?El trastorno de ansiedad generalizada viene por ese episodio de 2007?

R. Ah? ya lo ten?a. Lo que pasa es que lo complica.

P. ?Lo cronifica?

R. Los encadena much?simo m?s. También tuvo implicaci?n a efectos de denuncia. En aquel momento no exist?an protocolos tan claros para el abordaje de los delitos de odio. Sent? un cuestionamiento muy grande en las sesiones policiales. No hac?an m?s que preguntarme por caracter?sticas f?sicas de las personas que me hab?an dado la paliza, cuando yo lo ?nico que pude identificar fueron voces y poco m?s. As? que la presi?n policial, sumada a la ansiedad, me hizo retirar la denuncia.

R. Antes de terminar ?qué le contest? la chica con la que qued? que ten?a un hijo de 8 a?os?

R. Le dio que pensar. Después me dijo que hab?a aprendido mucho conmigo. En general, las personas con discapacidad también nos tenemos que dar a conocer. El como t? te desenvuelvas y c?mo vivas las circunstancias van dejando una huella positiva o todo lo contrario. Yo soy de la de las de tratan de generar la primera.



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