A Estados Unidos le corresponde fijar de una vez el rumbo de las relaciones bilaterales, si convivencia o colisi?n, si respeto o acoso. Se lo ha trasladado China este viernes al secretario de Estado, Antony Blinken, sin descuidar las apelaciones al di?logo: aquello del guante de seda y el pu?o de hierro. El envoltorio no mitiga, de todas formas, un mensaje inusualmente afilado en estas cumbres diplom?ticas que revela el hast?o chino.

Las relaciones han empezado a estabilizarse, ha concedido Wang Yi, m?xima figura diplom?tica, a su hom?logo antes de encerrarse durante casi seis horas en la casa de huéspedes de Diaoyutai. A?n con muchas magulladuras, sigue vigente ese "esp?ritu de California" desde que ah? hablaran los dos presidentes en noviembre pasado. "?Deben China y Estados Unidos seguir en la senda correcta de la estabilidad o regresar a la espiral de tensiones?", le ha preguntado esta tarde Yi a Blinken con una impl?cita urgencia porque de la respuesta, ha aclarado, depende la armon?a global.

Lo que ha seguido compendia los lamentos de Pek?n. "Nuestros leg?timos derechos para desarrollarnos han sido suprimidos sin raz?n y nuestros intereses capitales est?n siendo amenazados (…) Siempre hemos pedido respeto a Estados Unidos y que no interfiera en nuestros asuntos internos, ni que embride nuestro desarrollo, ni que pise nuestras l?neas rojas en seguridad y soberan?a", ha comunicado Wang.

A la primera potencia mundial nunca le ha entusiasmado el auge de la segunda. Barack Obama insist?a en que China mejorar?a el mundo mientras saboteaba tercamente la Ruta de la Seda, el Banco de Desarrollo Asi?tico y otras iniciativas globales de un pa?s que se desperezaba tras su secular aislamiento. No queda rastro de aquel cinismo. Nadie defiende ya como positivo en Washington el auge chino. El presidente chino, Xi Jinping, acus? el pasado a?o a Estados Unidos de liderar una coalici?n occidental que buscaba detener su desarrollo.

Taiw?n y TikTok

Al aterrizaje de Blinken en Pek?n le han precedido leyes firmadas por el presidente, Joe Biden, que atacan sin disimulo los intereses nucleares chinos. Una destina una millonada para armar a Taiw?n y otra expulsar? del pa?s a la aplicaci?n Tiktok si de ella no se desprende la matriz china. En las ?ltimas semanas ha reforzado Estados Unidos sus v?nculos militares con Jap?n y Filipinas en el patio trasero chino. Y algunas informaciones period?sticas anticipan que Washington pretende la expulsi?n del sistema financiero global de varios bancos chinos por su presunta y nunca demostrada ayuda a Mosc?. Busca Pek?n y no encuentra ofensas rec?procas.

La previa de la cumbre hab?a subrayado la brecha. China traslad? un documento con cinco puntos que enfatizaban el respeto mutuo. Washington subrayaba el apoyo chino a Rusia, los derechos humanos o Taiw?n, cuestiones que China interpreta de forma opuesta. No hay apoyo sino equidistancia, el atropello a los uigures es pura literatura y la isla es un asunto propio.

La respuesta de Blinken, al menos ante la prensa, no fue m?s all? de las protocolarias menciones al di?logo y a las buenas intenciones. El pol?tico fue recibido tras su charla con Wang por Xi en un gesto de generosidad que acredita su satisfacci?n con el desarrollo de la visita. Es costumbre que China no anuncie esa recepci?n por el riesgo de una cumbre accidentada que desaconseje el premio.

Un examen a vuelapluma de la prensa oficial china desvela la distancia que media entre ambas potencias. Un editorial del diario 'China Daily' responsabiliza a la inacci?n estadounidense del desastre en Gaza y otro, centrado en la visita de Blinken, recuerda que son necesarios dos para bailar un tango.



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