First Dates tiene como principal finalidad que sus participantes encuentren el amor o, al menos, empiecen a buscarlo. Con tantas citas a ciegas pasando por sus mesas, lo m?s probable es que alguno de los encuentros salga bien y que otros salgan francamente mal.
Los comensales son los que se presentan delante de las c?maras, casi sin ning?n tipo de filtro ni contraste. Y es que algunas historias son tan asombrosas que cuesta creer que sean verdad.
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El programa junta a parejas en una cita a ciegas. Estos participantes mantendr?n una conversaci?n durante la cena en la que se conocer?n y ver?n si realmente son compatibles o no. Al final del encuentro, decidir?n si han tenido gustos afines y quieren seguir conociéndose, o si, por lo contrario, prefieren no saber nada el uno del otro.
Mar?a Isabel, una joven de 36 a?os afincada en Tarragona, ha venido a 'First Dates' dispuesta a encontrar el amor y con las ideas muy claras. En un principio estaba muy abierta a la que ser?a su cita "lo que tenga que venir, que venga. Que le gusten los ni?os", dec?a pero al verle, el motivo de su decepci?n ha sorprendido:
"Me gustan los hombres con barriga, que sean gordos, rudos, como un hombre que trabaja en el campo", ha dicho. Pero Javier, su cita, no encajaba con esa descripci?n y si al buen f?sico le sumamos que se llama igual que el padre de los hijos de Mar?a, la cita parec?a condenada al desastre.
Pero las primeras impresiones enga?an, y el carisma de Javier le dio la vuelta a la tortilla en cuesti?n de minutos. A Mar?a le gust? no solo que se interesase por sus hijos, sino que él también era padre.
Lo que m?s sorprendi? a Mar?a es que David en alg?n momento se hab?a parecido a su hombre ideal: de peque?o hab?a llegado a pesar casi 100 kilos.
"No era obeso, pero casi", le confes?, "Era una bestia de peque?o, no era gordito, era embuchao. Mi madre me daba de comer por un embudo, como cuando hacen foie y le ponen el embudo al pato y le dan comida", le cont?, "De peque?o me com? todo lo que ten?a que comer en toda mi vida. Me faltaban horas para comer".
Mar?a no pudo contener las risas y le result? tan divertido que su "coraz?n de gordo" le sirvi? para cumplir sus requisitos.
Durante la cena hasta Mar?a se asust? un poco, porque ten?a m?s cosas en com?n con él de las que hab?a previsto y su expareja era todo lo contrario. Durante la cita los dos se rieron mucho y no dudaron ante la pregunta final: habr? segunda cita.
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