Lo habr?n visto en las redes sociales. #JusticeforAlonso se ha convertido en un hastag viral. La inadecuada y absurda penalizaci?n que le metieron al piloto asturiano por terminar el GP de Estados Unidos sin uno de los retrovisores de su Alpine ha soliviantado los ?nimos del personal. Y con raz?n. No porque la pérdida de este elemento supusiera un elemento de peligro en plena carrera -lo que nadie discute, como tampoco haremos con lo que pas? con el bargeboard del Red Bull de Checo Pérez que, pese a que también se despeg? del coche, qued? impune-, sino por la forma en que se aplic?: sin advertencia preliminar por medio de la bandera correspondiente, y admitiendo una reclamaci?n presentada fuera de tiempo por el equipo Haas, cuya bulimia de puntos qued? parcialmente correspondida al no prosperar el chivatazo sobre el veh?culo del mexicano.

Si lo que quer?an era calentarle la boca a Alonso para animar la primera rueda de prensa en el Hermanos Rodr?guez: objetivo cumplido. Pero la falta de racionalidad en la aplicaci?n del castigo sobre uno de los pilotos que m?s espect?culo da en la pista -lo de Austin fue la pera y si algo merec?a es un aplauso y no una colleja- huele a chamusquina y desprende un tufillo de tal aroma que no hace sino hacernos pensar en una vendetta por las declaraciones del espa?ol a prop?sito de la (nefasta) actuaci?n de los comisarios en la carrera de Miami. Y la cosa no deber?a ir por ah?, ciertamente. Todo ello dimensiona la F1 como algo demasiado t?xico, que emponzo?a casi todo lo que toca, y no siempre con las artes m?s nobles.

A Eduardo Freitas, que hasta el GP de Jap?n estuvo repartiéndose con Niels Wittich el rol de Director de Carrera en las pruebas de F1 de este a?o, le acaban de “meter en la nevera” para las carreras que quedan este a?o, en un gesto que parece el castigo a la peligros?sima salida de la gr?a para extraer el Ferrari accidentado de Carlos Sainz en la primera vuelta de Suzuka.

Ignoro qué porcentaje de responsabilidad en la chapuza recae directamente sobre la actuaci?n de Freitas, pero cuesta creer que fuera el ?nico culpable en una maniobra que requiere de la intervenci?n de varias personas… y m?s en un lugar con un precedente como fue la tragedia de Jules Bianchi.

Durante m?s de veinte a?os, el portugués se ha labrado una fama de ser alguien con una praxis impecable en el ?mbito de los turismos, los GT o las carreras de resistencia. Y ahora, por una (supuesta) cagada -grave, s?; pero una- todo el prestigio ganado a pulso durante tanto tiempo se ha ido al garete en un pisp?s.

La elecci?n de un chivo expiatorio, solo uno, parece tan f?cil como tentadora para endosarle el mochuelo a este pobre l?zaro. Y muy ocurrente para desviar la atenci?n en un momento donde a la FIA no paran de explotarle minas a sus pies. La F1 merece un mayor rigor en su gesti?n y, sobretodo, unos criterios que hagan justicia al nivel que de sus rectores se espera. Me imagino a Michael Massi llorando de risa en su retiro australiano por todo lo que est? rodeando a sus sucesores.

Cupra Formentor

| Cupra
Unas l?grimas distintas a las que se vertieron en el homenaje de despedida a Dietrich Matteschiz -que merec?a algo m?s lucido que la proyecci?n de una diapositiva con una m?sica tan “enrollada” como mal puesta-, o a las que no pudo contener el bueno de Daniel Ricciardo tras vivir una de sus carreras m?s nubladas.

El eslogan del GP de México de este fin de semana es el de “F1esta”. Y s?, tienen raz?n, la F1 deber?a ser esto: una fiesta… pero por esto y otros desatinos m?s demasiado frecuentes, los que mandan en ella la est?n empezado a convertir en un F…astidio.



أكثر...