Hace ya un tiempo que Lamine Yamal, siempre que el f?tbol se lo permite, llega a la avenida del Per?, una de las v?as principales de Rocafonda, barrio de Matar?, acompa?ado en coche por su primo Moha. Lo hace para pasar la noche junto a su abuela, a quien le ha comprado una vivienda con patio, muy cerca de donde viv?a antes. Suele llevar capucha porque, de la noche a la ma?ana, se ha convertido en un icono mundial. A su madre también le ha regalado una vivienda en el Maresme; a su padre en Barcelona.*

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Su t?o, padre de su primo Moha, ha cerrado la panader?a que durante tantos a?os regent? frente al campo municipal del barrio, debajo del ‘poli’, que es como llaman a la pista polideportiva en la que tantas horas pas? jugando a f?tbol. No hace tanto se pas? por all? para recordar viejos tiempos... Lamine Yamal, que ha firmado un contrato de diez a?os a raz?n de 32 millones de euros con Adidas, sigue siendo ese chaval de barrio, orgulloso de serlo y de, cada vez que marca un gol, reivindicarlo. Lo del dinero es importante solo porque, para él, supone solucionar la vida de quienes le quieren y a quienes quiere con toda su alma: su familia. Atr?s quedan esos tiempos en los que su t?o le daba unas monedas para poder coger el tren, acompa?ado de su padre o de alg?n amigo, como Hamza, rumbo a Barcelona o donde fuera.

A veces, cuentan, incluso se colaba. Nada que no haya hecho cualquier joven sin recursos en la comarca del Maresme, donde saltar la valla supone pr?cticamente*una obligaci?n reivindicativa ante la falta de inversi?n en ‘Rodalies’. En su caso era necesidad. Cuando Lamine Yamal dibuja con sus manos el 304 no lo hace por imperativo comercial. El barrio ni se compra ni se prostituye; el barrio se lleva dentro y nunca te abandona. Un servidor, perm?tanme en este caso la licencia, creci? en la calle Madern i Clariana, en el Palau, barrio hermano de Rocafonda, encima del bar Luna, donde “el Dur?n” y su familia construyeron el local social oficioso de la UD Palau, el club del barrio, rival acérrimo del CF Rocafonda por razones obvias.*

Cuando a Lamine Yamal, un chaval de*dieciséis a?os que creci? en un barrio como Rocafonda, que ahora es futbolista profesional y est? jugando la Eurocopa con la selecci?n espa?ola, le preguntan por la presi?n que supone vestir esa camiseta y jugar el torneo continental, es f?cil imaginar una sonrisa cuya traducci?n revela algo as? como un “?qué me est?s contando?”. La presi?n real, esa que paraliza, esa que te hace llorar cuando solo puedes darle arroz a tus hijos, la que rompe familias y sesga vidas, es no llegar a fin de mes y se llama pobreza. Lo que hoy est? viviendo Lamine Yamal es un regalo: el que él recibe y el que él nos entrega.



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