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منتديات فور يو القسم الرئيسي food and agriculture news 47 a?os del accidente de Los Rodeos: reconstruimos el peor accidente de la historia d
الريــم Senior Member

El 27 de marzo de 1977, hace hoy 47 a?os, amanece como un domingo normal en Tenerife. La ma?ana registra 20 grados de temperatura media. Acaba de empezar la primavera y el cielo se levanta despejado y con sol. En los 17 cines de la zona metropolitana de la Isla se exhiben pel?culas como 'El halc?n y la flecha' y 'El reportero'. La entrada a las salas cuesta 20 pesetas (0,12 euros). Ya falta poco para que se estrene la primera pel?cula de 'Star Wars, Una Nueva Esperanza'.

Debido a que es domingo, hay poco tr?fico aéreo en el aeropuerto de Los Rodeos. Pero todo se empieza a torcer de repente. La explosi?n de una bomba a las 12:30 horas en una florister?a del aeropuerto de Gando, en Gran Canaria, y la amenaza de otra provocan el desv?o de aviones al aeropuerto tinerfe?o, en esa época un recinto muy limitado en espacio y medios técnicos. Gando se ha cerrado al tr?fico aéreo.

El atentado causa un solo herido, una mujer que morir?a como consecuencia de las secuelas 16 a?os después, en julio de 1993, con 42 a?os. El atentado y el aviso de bomba los reivindica el Movimiento por la Autodeterminaci?n e Independencia del Archipiélago Canario (Mpaiac). Entre los aviones desviados en pleno vuelo hay dos Boeing 747, conocidos como jumbos, unos gigantes que revolucionan la aviaci?n comercial. Pesan 183.000 kilos, miden 71 metros de largo y tienen una capacidad nunca antes vista: pueden llegar a m?s de 500 pasajeros.

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27 de marzo de 1977: dos ‘jumbos’ chocan en la niebla.
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Dos Boeing 747, a Los Rodeos

En el momento del atentado, un jumbo de la compa??a holandesa KLM, matr?cula PH-BUF, se dirige a Gando en el vuelo ch?rter 4805. Despega la ma?ana de ese domingo del aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam, capital de Holanda, con 14 miembros de la tripulaci?n. Los 235 pasajeros –la mayor?a holandeses adem?s de 4 alemanes, 4 estadounidenses y 2 australianos– se dirigen a Gran Canaria a por la eterna primavera isle?a. Van familias enteras con 48 ni?os y 3 bebés.

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También en el aire, con rumbo a Gando en el vuelo 1736, se encuentra otro Boeing 747. Este es de la compa??a estadounidense Pan American Airlines (Pan Am), matr?cula N736P. Despega del aeropuerto de Los ?ngeles (EE UU) en l?nea regular el d?a anterior, 26 de marzo de 1977, a las 01:29 horas (horario de Greenwich), ya noche en California. Hace escala en el John F. Kennedy de Nueva York, todav?a el s?bado 26, para repostar, cambiar de tripulaci?n y recoger a m?s viajeros. A los 380 pasajeros les espera otra escala en Gran Canaria hasta el destino final. Como en el jumbo de KLM, la mayor?a va con la cabeza puesta en unas vacaciones, jubilados estadounidenses que viajan a Grecia para embarcarse en el crucero Golden Odyssey con la idea de hacer un viaje de 12 d?as por el Mediterr?neo. La aeronave holandesa aterriza en el aeropuerto de La Laguna a las 13.38 horas. A las 14:15 lo hace la estadounidense.

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El controlador

Fernando Azc?naga (Bilbao, 1935) reside en Tenerife desde que en 1964 lo destinaron a Los Rodeos. Antes fue azafato de Spantax. Era uno de los tres controladores de la torre ese domingo. Entra a trabajar a las ocho de la ma?ana. Lo relevan para comer y se reincorpora. Cuando lo hace, la situaci?n ha dado un giro dr?stico. Empiezan a aterrizar vuelos desviados de Gando. El aeropuerto se colapsa. Es una instalaci?n obsoleta, con una plataforma reducida, unos medios muy rudimentarios y carece de radar de superficie. Fernando Azc?naga y sus dos compa?eros se estresan. No pueden mover los aviones a su gusto. El nerviosismo se desata en la torre mientras unas ?rdenes solapan a las otras. Pero no imaginan que la situaci?n puede a ir a peor.

Antonio Sierra (Madrid, 1940) es un joven jefe provincial de Sanidad. Est? en el inicio de una larga carrera profesional que le lleva a la Direcci?n del Servicio Canario de Salud, a ense?ar a muchas promociones de Medicina de la Universidad de La Laguna y a formar parte en la actualidad del Comité Cient?fico que asesora al Gobierno de Canarias en la pandemia de la covid. El catedr?tico estaba en su residencia de jefe provincial, en la sede que Sanidad mantiene en la Rambla. Se echa una siesta con la idea de seguir estudiando. Prepara la c?tedra.

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El aeropuerto se satura

La inusual bomba del Mpaiac –ninguno de sus atentados anteriores hab?a tenido semejante impacto– y la repentina saturaci?n de Los Rodeos no son los ?nicos reveses de la tarde, ni mucho menos. La cadena de circunstancias adversas en apenas unas horas –imposible de repetir– no ha hecho sino empezar. Pasadas las 15:00 horas, todo lo que ten?a que salir mal, sali? peor.

El azar solo jug? a favor de una pasajera, una gu?a tur?stica holandesa delgada y de ojos claros que va en el KLM. Robina van Lanschot viaja a Gran Canaria para de all? ir a Tenerife. Va a pasar 8 d?as junto a su novio, Paul Wessels, que se encuentra entonces en la isla tinerfe?a por motivos laborales. Una vez que se anuncia que el jumbo va a ser desviado a Tenerife, Robina piensa que ha tenido suerte. Es a donde realmente se dirige. As? se ahorra el vuelo Gando-Los Rodeos. Pocas horas después se dar?a cuenta de que la fortuna es mayor de lo que pensaba. Robina realiza las gestiones para quedarse en Tenerife. Por los protocolos de seguridad, la compa??a rechaza su petici?n. No permiten que un pasajero abandone la nave en medio del trayecto y menos cuando tiene equipaje en bodega. Pero gracias a su insistencia y a que entre los tripulantes est? casualmente la hermana de su novio, Yvonne Wessels, la dejan bajarse del avi?n.

Van Zanten tiene prisa

A Jacob Louis Veldhuyzen van Zanten, de 50 a?os, capit?n del jumbo de KLM e imagen publicitaria de la compa??a, le entran las prisas ya desde el momento en que recibe por radio la orden de desviarse a Tenerife. Es un gran contratiempo si quiere cumplir con las estrictas normas de descanso de las tripulaciones. Si no sale r?pido a Gando, exceder? el n?mero asignado de horas de vuelo y deber? hacer noche en Gran Canaria antes de volver a Amsterdam, lo que supone retrasos, gastos extras y una probable reprimenda de la compa??a.

Por eso llena los tanques de combustible, una decisi?n que a la postre resultar?a fat?dica. La precipitaci?n de Van Zanten se une a la enorme dificultad de los jumbos para maniobrar en una pista que no est? dise?ada para aparatos tan grandes. Este problema se pone de manifiesto cuando pasadas las 16:00 horas se comprueba que no hay m?s bombas en Gando, el aeropuerto grancanario reabre al tr?fico aéreo –que es hacia donde se dirig?an los dos Boeing 747– y el avi?n de Pan Am, que tiene a todos los pasajeros dentro, recibe el permiso para iniciar la maniobra de despegue. Instantes después, la misma orden llega a la cabina del KLM.

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27 de marzo de 1977: dos ‘jumbos’ chocan en la niebla.
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Gando reabre tras la bomba

Tras el despegue de tres aviones m?s adecuados para las dimensiones de Los Rodeos –un 737, un 727 y un DC-8–, los dos jumbos empiezan a moverse. Parecen elefantes en una madriguera. Se dirigen del estacionamiento a la cabecera de pista norte –direcci?n Tacoronte– para de ah? irse a la cabecera de pista sur –direcci?n Santa Cruz– y despegar, uno detr?s del otro respetando la distancia de seguridad.

Cae una densa niebla

Justo en el inicio de esta maniobra, ocurre algo que lo termina de cambiar todo: una densa niebla cae sobre Los Rodeos en segundos, un fen?meno que ya conocen muy bien los vecinos de la zona. No se ve a m?s de 300 metros. El Boeing azul de KLM logra llegar a la cabecera de pista. El de Pan Am se tiene que apartar pero se l?a con la salida por la escasa visibilidad y la inoperatividad –justo en ese momento– de las luces de pista. Se queda atascado porque, adem?s, el ?ngulo de la salida que toma, la equivocada, dificulta enormemente el giro. Las comunicaciones con la torre no son tampoco fluidas. Hay muchos aviones en l?nea.

Momentos fat?dicos

La impaciencia de Van Zanten llega al l?mite. Enciende motores sin el "ok". 17:05 horas. La niebla se hace todav?a m?s densa. El KLM inicia el despegue sin permiso. Van Zanten no sabe que el Pan Am est? atravesado en la pista, a solo 1.300 metros. Tampoco el capit?n del Pan Am, Victor Grubbs, sabe que el KLM se le viene encima. No ven nada. Son las 17 horas 6 minutos y 12 segundos. Van Zanten suelta los frenos de su 747 y dice a su compa?eros en holandés: "Nos vamos" ("We gaan"). La torre contesta: "De acuerdo, espere para despegar. Le llamaré". Pero el KLM est? en una maniobra de no retorno. No espera. Aumenta la velocidad. Supera los 150 kil?metros por hora. 17 horas 6 minutos 50 segundos. Enfrente aparece el Pan Am, a escasos 100 metros. El KLM intenta elevarse a la desesperada. El Pan Am también mete motores para salir de la pista como sea. Silencio en las radios. La niebla lo absorbe todo. Nadie ve nada m?s all? de la pista...

La dimensi?n de la tragedia

La gu?a tur?stica Robina van Lanschot, que hab?a abandonado el KLM, se dirige a Santa Cruz de Tenerife a encontrarse con su novio. Ni el propio Azc?naga, que est? en la torre de control, puede ver hasta la ma?ana siguiente la dimensi?n de la tragedia. Lo ha revelado en varias entrevistas de los especiales de El D?a y La Opini?n de Tenerife en los diferentes aniversarios, de los que se extraen todos los testimonios de esta reconstrucci?n. "En el preciso instante de la colisi?n no me enteré, ni yo ni los otros dos compa?eros. Lo supe cuando el piloto de un avi?n, detenido justo debajo de la torre, me dijo por radio que hab?a fuego en la pista. O? una explosi?n, pero me pareci? que era lejana; no fue un ruido estridente. Nadie vio ni apenas escuch? el choque por la niebla. Cuando llamé a los dos jumbos y vi que no contestaban, pensé lo peor", recuerda el controlador.

?scar Rodr?guez, empleado de Iberia y testigo de la tragedia, relat? que el KLM "estaba totalmente calcinado". Cay? a plomo tras impactar con el Pan Am y se incendi? de inmediato al llevar los tanques llenos. "La niebla solo dejaba ver la inmensa bola de fuego si estabas muy cerca", recuerda Rodr?guez. "Corr? alrededor del avi?n de KLM para ver si hab?a alguien. Sin éxito. Cuando se abri? la neblina fue cuando vimos al otro jumbo. La pr?ctica totalidad del avi?n estadounidense, salvo el morro, ard?a". "Nunca entend? por qué no explot?. Ca?an chorros de combustible de las alas", remarc? el empleado.

Bragg, el copiloto de Pan Am

Robert Bragg, copiloto del Pan Am, fue uno de los supervivientes. Todos iban en ese vuelo. Tras el impacto eran 70 pero 9 fallecieron en los d?as posteriores. En el KLM no se salv? nadie. El balance total, jam?s superado en la aviaci?n comercial, fue de 583 fallecidos. La foto de Bragg herido, con camisa ensangrentada y desorientado nada m?s abandonar el avi?n, es una de las im?genes ic?nicas de la tragedia. Sigui? volando hasta 1997. Antes de fallecer, en 2017, cont? en varias entrevistas: "En un primer momento no pensé que el KLM se estuviera moviendo. Cuando vi las luces, me di cuenta de que s? se mov?a, pero no me lo pod?a creer. Cuando ya lo vimos con claridad, estaba ah?, sobre nosotros. Cerré los ojos y agaché la cabeza. Se oy? un estruendo, levanté la cabeza, miré atr?s y vi el fuego". "No vi a nadie de mi tripulaci?n", precis? Bragg. "No sab?a d?nde estaba el capit?n. Luego me lo encontré en el hospital. Minutos después de dejar el aparato, vi que alguien se me acercaba. Era el director del aeropuerto, la primera persona con la que hablé. Me dijo que todo estaba bajo control y me llev? al hospital".

"Hay cientos de muertos"

A Antonio Sierra lo despert? de la siesta una llamada del gobernador civil, Antonio Oyarz?bal. Esto revel? en varias entrevistas quien en aquel momento era jefe de la Sanidad tinerfe?a. "Me dice que suba a Los Rodeos porque hay un accidente, pero no me especifica nada m?s. A la hora del almuerzo hab?amos visto volando a los jumbos en direcci?n al aeropuerto sobre el cielo de Santa Cruz. Inmediatamente sub? a Los Rodeos. Cuando llegamos, los accesos estaban cortados, pero hab?a un mont?n de gente curioseando, algo que me llam? mucho la atenci?n. El gobernador me estaba esperando y me llev? a una salita. Me inform? de que hab?a cientos de muertos".

Alejandro Togores es reportero gr?fico de TVE en Canarias. Va a comer a Tacoronte. A la altura del aeropuerto ve al avi?n de la compa??a norteamericana minutos antes de iniciar la maniobra de despegue. Pasado un reto, ve a una ambulancia que se dirige al aeropuerto. Y luego otra. Siente que algo gordo ha sucedido. Por ello decide dar media vuelta e irse a por la c?mara. Togores apenas puede ver. No solo es la niebla, sino que adem?s anochece. "Hab?a tanta cantidad de cad?veres, de cuerpos desfigurados, calcinados... Pero lo que m?s recuerdo es el intenso olor a combustible y a quemado".

El fot?grafo Manuel Fandi?o se encuentra en una fiesta en San L?zaro, a un solo kil?metro de Los Rodeos. Saca fotos a los invitados. Todo es diversi?n hasta que escucha un "golpe". "Son? muy cerca", explicar?a a?os después Fandi?o. El humo se empieza a ver a través de las ventanas, saliendo de la niebla. Piensa que alguien est? quemando algo, a lo mejor rastrojos, lo cual era habitual. Otro fot?grafo, Antonio Rueda, se encuentra en Bajamar, en la costa de La Laguna, a 15 kil?metros del aeropuerto. All? suele pasar los domingos junto a su familia. Pasadas las 17:30 horas, a través de una peque?a radio, se entera de que algo grave ha pasado en Los Rodeos. "Cog? el coche y me fui directo".

Un escenario dantesco

?lvaro Hern?ndez se encuentra en la Isla de vacaciones. Viene de Valencia, donde hace la mili. Entonces era obligatoria. En sus d?as de descanso, colabora con los bomberos voluntarios. Ese domingo est? en casa con su familia, pero una llamada lo alerta. Al otro lado del teléfono, un compa?ero le comenta que necesitan ayuda urgente. "Sal? corriendo desde que colgué", cuenta Hern?ndez. Ya en la pista, todo es dantesco. Restos calcinados cubiertos por la espuma de los primeros bomberos, dos aviones pr?cticamente desintegrados por las llamas. Un reguero de trozos de las aeronaves –papeles, ropa, bandejas, mantas, restos humanos, piezas del fuselaje– quedan esparcidos por la pista entre los dos aparatos...

"Algo as? no se puede olvidar"

El bombero profesional El?as Fern?ndez tarda un minuto en llegar a la zona de la colisi?n. Estaba de guardia ese d?a en el puesto del aeropuerto. Eran diez, contando con el capataz. Hab?a visto a los jumbos estacionados. El?as sali? de ronda a la plataforma porque "hab?a aviones por todas partes". "Donde cab?an 10 se met?an 20. Entre uno y otro hab?a muy poca distancia", rememor? en una entrevista por el 40 aniversario de la cat?strofe. Lo que se encontr? no lo olvidar? jam?s, posiblemente los momentos m?s dantescos de la historia de Tenerife: "El KLM se desliz? por la pista 350 metros. Todos nos dirigimos hacia este aparato porque era el ?nico que ve?amos. Estaba ardiendo por completo. Ni siquiera se ve?a el azul de la pintura. En seguida algunos operarios nos avisaron de que hab?a otro avi?n. Me giré y vi al Pan Am al fondo ardiendo por el centro. Entre los gritos de los heridos, de los operarios del aeropuerto y de los equipos de emergencia se form? un bullicio tremendo. No se entend?a nada. El humo era negro pero las llamas eran de colores por la cantidad de materiales que ard?an. Lo peor vino poco después: las tareas de recogida de los restos humanos. Algo as? no se puede borrar nunca".

Un operativo "sin control"

Los fot?grafos Rueda y Fandi?o se encuentran en plena pista del aeropuerto. A partir de ah? no se separan. Antonio Rueda recuerda la cantidad de guardias civiles y personal de la Cruz Roja que se encontraba en ese momento. "No hab?a control", explic?, "estaba todo el mundo alterado". Ambos se centraron en hacer su trabajo pese a la extrema crudeza de lo que estaban retratando.

A las oficinas de Iberia acude el delegado de la compa??a estadounidense, Juan Antonio Murillo. Tiene la ropa desgarrada. Estaba en la cabina del vuelo de Pan Am. Todos los que se salvan van delante, como él. Alejandro Togores contin?a trabajando, mientras, junto a su compa?ero de TVE Jorge Perdomo. Ya noche cerrada, un trabajador de Cruz Roja les comenta que quiere ense?arles algo. Los lleva a la cabina del KLM. En medio de los rescoldos y con la luz que llega de uno de los focos del aeropuerto, ven el perfil de la cabina. Estaba hueca. "Cuando encend? el foco de la c?mara, vimos el cad?ver del piloto en medio de los restos. Entonces, el hombre que me hab?a llevado hasta all? se ech? a llorar", cont? el c?mara.

Los hospitales se saturan

Casto Viejo, médico residente de Traumatolog?a en el Hospital Universitario Nuestra Se?ora de la Candelaria, se encuentra de guardia en urgencias esa noche. En cuanto el doctor Callic? le da la noticia, se va a avisar al resto de compa?eros para que se prepararen. "En un primer momento me echaron. Pensaban que era una broma". Iba muy en serio. De hecho, al momento empezaron a llegar las ambulancias, que dejaban a los heridos y volv?an otra vez. No hab?a suficientes.

Muchos trabajadores del hospital se incorporan de forma voluntaria a sus puestos pese a estar de d?a libre. Lo primero que realizan es una cura de urgencia. "Les quit?bamos la ropa, les limpi?bamos y les envolv?amos en una s?bana especial para quemados", relat? Casto Viejo. "Después, les pon?amos suero y les daban un calmante. Llev?bamos los bolsillos llenos de calmantes". El médico subray? "la espectacular respuesta que tuvieron los tinerfe?os antes los llamados para donar sangre por la radio y la televisi?n". Los dos principales hospitales de la Isla, este de la Candelaria y el HUC, se colapsan.

950 muertos en los siete accidentes de Los Rodeos

Decenas de miles de referencias en internet, tres documentales, miles de p?ginas en las hemerotecas, libros, innumerables homenajes a las v?ctimas... El choque de los jumbos sigue siendo el accidente con m?s v?ctimas mortales de la historia de la aviaci?n comercial. En segundo lugar se encuentra el ocurrido en el Monte Osaka, Jap?n, el 12 de agosto de 1985. Otro jumbo, este de la compa??a Japan AirLines, se estrella contra la monta?a: mueren los ocupantes, 520 personas. Adem?s, era el sexto accidente aéreo de Los Rodeos desde 1964. No fue el ?ltimo. Tres a?os después, el 25 de abril de 1980, un Boeing 727 de la aerol?nea brit?nica Dan Air, con destino a Los Rodeos, se estrella contra la monta?a del Diablillo, entre Candelaria, La Victoria y El Rosario, a 1.600 metros. Los pilotos abortan el aterrizaje pues hay otra aeronave tomando pista pero se dirigen al lugar err?neo para dar el rodeo. Mueren los 146 ocupantes. Son siete accidentes aéreos en total que se saldan con 950 muertos.

Tras aquella tragedia, todo cambi?. En 1978 se inaugur? un aeropuerto internacional en el Sur –el Reina Sof?a–, se mejoraron los medios de seguridad y las instalaciones de Los Rodeos, y se instalaron sistemas que prestan un apoyo vital a los pilotos en caso de niebla. No han vuelto a producirse accidentes y el aeropuerto lagunero cumple con todos los est?ndares de calidad. Ni siquiera se llama igual que entonces. Hoy es el Tenerife Norte Ciudad de La Laguna.



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