Y en la tercera semana abri? sus puertas el tribunal. No fue un arrebato de transparencia sino la pura supervivencia contra la criminal complicidad de la can?cula tropical y el corte eléctrico. El magistrado orden? la apertura de puertas y ventanas porque los ventiladores alimentados por un generador no descartaban las lipotimias. Los periodistas, en todo caso, siguieron alejados del edificio del que sali? sudoroso el fiscal antes de que terminara la sesi?n matinal. La ?rida climatolog?a ha empujado el esperado debut del*acusado, Daniel Sancho, hasta ma?ana.

La jornada agigant? a?n m?s el rol de*Juan Gonzalo Ospina,*representante de la familia de la v?ctima,*con una pirueta asombrosa. Contrat? a un equipo de abogados tailandeses que después solicit? su comparecencia en el estrado. As? que Ospina, parte y testigo, ha trasladado al tribunal durante m?s de dos horas la tragedia humana y econ?mica de la familia de Arrieta.*La parte civil, que fijar? la indemnizaci?n, no es menos relevante que la penal. Sus abogados han*solicitado a Rodolfo Sancho el equivalente a 710.000 euros*aunque la familia*se conformar?a con la mitad.

Padres y hermana dependientes

As? que al tribunal acudi? Ospina con el arsenal documental que el vac?o: declaraciones de renta, certificados de estudios, los asientos de ingresos de sus cl?nicas en Colombia y Chile, c?lculos del lucro cesante que incluyen su ?ltima edad y la esperanza de vida colombiana… “Con su fallecimiento se ha afectado gravemente la forma de vida de su hermana y empleada Darling Arrieta, as? como de sus padres,*dependientes econ?micamente*suyos, Leovaldo y Ana Marcela, situaci?n empeorada al tener que*abonar los gastos judiciales*de la presente causa y los derivados del propio asesinato, como repatriaci?n del cuerpo o entierro”, reza el documento.

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Edwin Arrieta, un cirujano de razonable éxito, sosten?a a una familia que ahora, seg?n el cuadro dibujado, linda con la mendicidad. Sus ancianos padres han quedado “desamparados”, ha dicho Ospina. El progenitor ha retomado su negocio de reparaci?n de peque?os electrodomésticos a pesar de sus severas carencias visuales. La hermana renunci? a?os atr?s a su puesto fijo de administrativa por un empleo en la cl?nica de Edwin que ahora ha cerrado.

Laberinto judicial

“Pagaba las facturas, pagaba sus medicamentos… y ahora no tienen nada”, ha concretado Ospina a la prensa tras su declaraci?n judicial. También ha dirigido una s?plica a los Sancho: “Si realmente sienten el dolor que dicen y disponen de capacidad econ?mica, es necesario que hagan alg?n gesto hacia una familia que ha quedado en la mayor precariedad”. A esa buena fe apela Ospina porque la v?a judicial es tan pedregosa como procelosa. Exige que los tribunales espa?oles reconozcan la sentencia tailandesa, averigüen si hay bienes embargables y los ataquen: un horizonte demasiado lejano para unos padres septuagenarios.



El dinero siempre ha sobrevolado el asesinato de Edwin Arrieta. De su generosidad con Sancho no hay dudas y al proceso corresponde cuantificarla. Su volumen, como tantas otras cuestiones en este juicio a puerta cerrada, es a?n un misterio: le hab?a dejado una tarjeta con fondos para gastos personales, pretend?a abrirle un restaurante, le prest? cientos de miles de euros… Ese préstamo impagado est? detr?s del homicidio, opina la familia de Arrieta. Esta, de profundas creencias cat?licas, no contempla el crimen pasional y duda de la relaci?n homosexual del cirujano con el presunto chef.



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