Iba a ser un mon?logo de Portugal y, efectivamente, result? ser as?. Lo que no era imaginable fue el rotundo triunfo de Georgia ni muchos menos la gesta que protagoniz?. La ?nica debutante del torneo, la peor del ranking FIFA (el 75? lugar), peg? un petardazo en la competici?n gracias a la victoria hist?rica que le brind? la clasificaci?n para octavos como tercera de grupo.

No signific? ning?n da?o para Portugal m?s all? de la herida en su reputaci?n, el malhumor que cundi? en el campo y en la grada y la vergüenza de una derrota fea. La primera en partido oficial de Roberto Mart?nez, el n?mero 13, para abonar las supersticiones. La explicaci?n no est? oculta ni pertenece a ning?n misterio. Claramente tuvo un origen terrenal.


Tres estrellas georgianas

Fue un partidazo de Georgia, como los que hizo para llegar hasta las dos eliminatorias de repesca y meterse en su primera fase final. No hubo mayor secreto que un equipo ordenado y bien organizado, defensivo concentrado y atento que disputaba el partido de su vida.

Protegido atr?s por un porterazo llamado Giorgi Mamardashvili, famoso en Valencia y ahora en el mundo entero, el que m?s para de la competici?n, y resolutivo delante con las otras dos estrellas: Khvicha Kvaratshkelia, que ya era famoso en el mundo entero, y Giorgi Mikautadze, desenfocado en Metz, y que dejar? la an?nima ciudad francesa con las actuaciones que va firmando.

Uno mantuvo el cero, fundamental, y la pareja se reparti? los goles desnudando a la defensa de Portugal y creando un complejo de por vida al pobre Ant?nio Silva. El defensa del Benfica dio la mala cesi?n que origin? el primer gol y dio la patada a Kiteishvili que, VAR mediante, signific? el 2-0.

Suplentes que no responden

Mart?nez hizo como Luis de la Fuente, privilegiados ambos con el primer puesto garantizado, y no desecharon la prerrogativa de ganarse la satisfacci?n de los suplentes. Alegr? a unos cuantos para escribir la alineaci?n el técnico de Balaguer. Pero acabaron todos enfadados. No pudo sentar al agon?as de Cristiano Ronaldo, obsesionado con los n?meros y los récords. Le falta el del goleador m?s veterano. Lo ten?a el austriaco Ivica Vastic y ahora lo tiene Luka Modric.

Cultivando la ansiedad a cada minuto transcurrido, entre la inoperancia de sus compa?eros y la escasez de remates que pudo llevarse a las botas -una falta que rechaz? Mamardashvli, dos tiros bloqueados por cuerpos rojos que se tiraban a interceptar el bal?n- la tom? con el ?rbitro porque no le concedi? un penalti por un agarr?n continuado. Pedro Neto la vio por simular una falta al borde del ?rea, con la que obsequiar al jefe.

C?ctel muy agitado

Jugaron los suplentes, y entre ellos apareci? Jo?o Félix, cero minutos hasta el inicio del encuentro. Inédito continu? durante el primer tiempo, con dos acciones que despertaron el “ohhh” del p?blico y nada m?s que contar. Extraviado, iba moviéndose sin rumbo.

No fue un mal exclusivo de Jo?o Félix. El c?ctel del once titular, de tan agitado que qued?, alter? las rutinas del juego. Mal plantado en el campo, los lusos no se encontraban entre s?, como si fuera la primera vez que jugaban juntos. En verdad era tal cual. Trataban de pas?rsela a los que vest?an de celeste -tono aproximado para describir el color luso del equipaje- pero se miraban sin saber si uno iba o ven?a. M?s desordenado que asimétrico, Portugal acab? bailado sin saber a qué porter?a chutaba.



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