Sin bicicletas no hay para?so y tampoco Tour de Francia. La imagen de Chris Froome -ausente este a?o y seguramente para siempre de la carrera- en el Ventoux corriendo con sus zapatillas y calas no es lo habitual. Ocurri? hace 8 a?os después de que una moto bloqueara a todos los favoritos. Al entonces jersey amarillo no se le ocurri? otra cosa que emular a Kilian Jornet y ponerse a trotar monte arriba como si no hubiese un ma?ana.

Las bicis son piezas esenciales, vitales e insustituibles a la hora de luchar por cualquier objetivo. Se prueban en laboratorios, se montan con mimo y ciclistas profesionales elegidos por cada equipo las examinan en la pretemporada cuando todav?a hay tiempo de cambiar y mejorar cualquier detalle. Las firmas del sector se entregan en cuerpo y alma porque saben que no hay mayor escaparate que un Tour para mostrar sus ‘juguetes’ al mundo, a cicloturistas que enloquecen para montar la misma bici -y es posible- en la que pedalea cualquier figura de la carrera… o la de sus sue?os, la que le ha encandilado por los colores cuando un primer plano de la televisi?n francesa la ha mostrado al mundo bajo el cuerpo de un escapado o una gran estrella a la hora de un demarraje.

S?lo hay una marca espa?ola en este Tour; una de las f?bricas m?s antiguas del planeta que naci? en 1840 en la guipuzcoana villa de ?ibar para dedicarse a las armas que daban trabajo a toda la poblaci?n hasta que en 1926 comenz? a montar bicicletas. Orbea, instalada hoy en la localidad vizca?na de Mallabia, nutre al conjunto belga del Lotto Dstny, una de las escuadras profesionales m?s longevas, fundada en 1985, y que siempre se ha distinguido por ser uno de los equipos expertos en la caza de etapas; en este Tour lo intentar?n con Arnaud de Lie, Victor Campanaerts y Maxim van Gils.

El ejemplo de Orbea es exportable a cualquier otro bloque de este Tour para constatar la importancia de las bicis que, a diferencia de lo que sucede en los campos de la gasolina y el motor, donde primer?simas marcas sepultan a las de menor presupuesto, aqu? apenas hay diferencias porque la calidad es tan y tan alta que cualquier ciclista con pedigr? se puede sentir un pr?ncipe a la hora de luchar por sus objetivos.

“El equipo Lotto ha viajado a este Tour con 60 bicicletas de nuestra marca, incluidas las de contrarreloj, 40 de ellas totalmente montadas. Cada ciclista dispone de entre dos y tres bicis de los modelos Orca y Orca Aero, que son los de alta gama, y que también llevan los equipos del Euskaltel y la escuadra femenina del Laboral Kutxa”, cuenta Jokin D?ez, director de comunicaci?n de Orbea.

Mercado internacional

Los ciclistas belgas rodar?n con bicis vascas, enfrente de las principales firmas del sector, multinacionales mayormente norteamericanas; una cooperativa ante el Goliat del imperio de las dos ruedas. “Se trata de que vayan con bicis que luego cualquier cicloturista pueda adquirir. Se intenta abrir una puerta al mercado internacional”, a?ade D?ez. De eso se trata, porque cualquier aficionado a este deporte, que econ?micamente se lo permita, puede surcar las carreteras con la bici de De Lie, igual que lo podr?a hacer con la que llevar?n en otras escuadras Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar. Una bici del Tour, como las del conjunto Lotto, cuesta 11.500 euros; por lo que si se suma el precio a las 60 que cada escuadra guarda en su cami?n mec?nico se puede calcular que la inversi?n alcanza los 700.000 euros por equipo participante, ya que las de ‘crono’ siempre son mucho m?s caras.

Todas las bicicletas del Tour son de carbono. Los cuadros llegan a las f?bricas desde pa?ses asi?ticos. En el caso de Orbea se montan en Mallabia. “El montaje lleva un trabajo previo de investigaci?n, de ingenier?a y dibujos 3D. Nosotros iniciamos la relaci?n con Lotto este a?o, pero ya en septiembre de 2023 entregamos las primeras bicis para que algunos corredores del equipo empezasen a probarlas”, a?ade D?ez.

Las bicis pesan 6,7 kilos, que es el l?mite que permite la Uni?n Ciclista Internacional (UCI). Entre los 176 participantes, nadie pedalear? por debajo de estos kilogramos porque est? prohibido y ser?a descalificado. Las bicis de contrarreloj son m?s robustas porque se busca m?s la aerodin?mica que la ligereza. Como ocurre con el caso de Orbea –“nosotros lo haremos con las horquillas”, advierte D?ez- los equipos llevan en los camiones bicis pintadas en amarillo, verde, blanco y con lunares por si alguno de los corredores lidera, aunque sea por un d?a, una de las clasificaciones del Tour y pueda llevar una bici a juego. Es la exposici?n, la lucha por un mercado y la f?rmula para seducir al cicloturista… porque de eso se trata.



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