Una vez subieron monta?as. Les dijeron locos cuando en 1910 los inventores del Tour llevaron las bicis por el Tourmalet. Ya buscaron por aquella época la innovaci?n, un aliciente nuevo para una carrera creada en 1903. Desde entonces, la prueba ha pasado por lugares a veces inciertos. Ha atravesado fronteras, siendo habituales los inicios desde el extranjero, este a?o desde Florencia y dentro de dos en Barcelona. Pero, hasta ahora, nunca, se hab?a dise?ado una etapa que incluyera tramos de tierra desde que se asfaltaron los caminos por los que los pioneros de la Grande Boucle ascend?an los Pirineos.

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Si hay una etapa diferente a las dem?s es la que se disputa este domingo, Troyes-Troyes, casi 200 kil?metros, que si no llevase al Tour por caminos agr?colas ser?a una m?s, un d?a cualquiera que hasta pod?a definirse en un esprint, como sucedi? este s?bado, con el segundo triunfo del corredor eritreo Biniam Girmay, esta vez junto al Memorial Charles de Gaulle, a un d?a de la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas, en Colombey les Deux ?glises, donde falleci? en 1970 el militar m?s famoso de la historia de Francia junto a Napole?n Bonaparte.
Medio pelot?n coincide en que no ser? un d?a cualquiera, como este s?bado tampoco fue una fuga m?s la del noruego Jonas Abrahamsen, que se pas? 168 kil?metros y tres horas en solitario, porque no ser? f?cil viajar en bici por caminos que encandilar?an a los participantes de la carrera siempre que pudieran hacerlo pedaleando sobre una bicicleta de gravel, la nueva modalidad ciclista, m?quinas que se parecen a las de carretera, las que llevan los corredores del Tour, pero con ruedas gordas y que se mueven nerviosas, ?giles y alegres entre tierra y piedras.

Ser?n 32,2 kil?metros sin asfalto, algunos de ellos en repecho, donde alguno puede empezar a perder el Tour antes de claudicar en las monta?as y que, de hecho, dar? paso a un d?a intenso como sucede con otra experiencia que de vez en cuando pr?ctica la prueba, seguramente el a?o pr?ximo, cuando se saldr? de Lille, al norte del pa?s, donde naci? De Gaulle, homenajeado en un s?bado de gloria. Las etapas de adoquines, los famosos pasos patentados por la Par?s-Roubaix, acostumbran a provocar estragos, como ocurri? en 2022, de ingrato recuerdo para el entonces equipo Jumbo, hoy Visma, donde ya corr?a Jonas Vingegaard. El caos se apoder? de la escuadra neerlandesa. Primoz Roglic se ca?a para comenzar a anunciar la retirada que esper? a los Alpes y s?lo la serenidad de Wout van Aert, pieza clave este domingo para la estabilidad de Vingegaard, salv? el d?a, mientras se exhib?a Tadej Pogacar.

En 14 sectores de tierra puede ocurrir de todo, desde que se rompa la bici, como pasa muchas veces en la Par?s-Roubaix, aunque all? el terreno es a?n m?s agresivo, a que un cambio de ritmo de alg?n favorito ponga el Tour patas arriba, en zona gravel, en tramos cortos, de apenas 3 kil?metros, pero que parecen un d?a sin pan si las piernas no responden, si rebota todo y si se observa que a derecha e izquierda comienzan a pasar corredores.

De nuevo, aparece el nombre casi sagrado de Pogacar, como el m?s consistente entre los que pelean por la general que comanda, porque él ha ganado dos veces la Strade Bianche, la ?ltima vez en marzo cuando atac? a 81 kil?metros de la meta de Siena y lleg? en solitario a la plaza del Campo con casi tres minutos de ventaja. All? hay m?s tierra (‘sterrato’ como lo llaman los toscanos) pero todos saben que ahora deber?n ir con cuidado por si a Pogacar se le ocurre una de las suyas o sigue la estela de especialistas del gravel como Mathieu van der Poel, calladito y tapadito hasta ahora.

Van Aert, que sabe lo que es ganar en Siena, ser? el ?ngel de la guarda de Vingegaard; Remco Evenepoel y Primoz Roglic deber?n encomendarse a su inspiraci?n, mientras que Carlos Rodr?guez tendr? que pegarse como si utilizara pegamento a las ruedas de Tom Pidcock y Michal Kwiatkowski, vencedores de la Strade Bianche.

D?a vibrante, ?nico, sobresaliente, m?gico y casi sobrenatural para disfrutar de una nueva experiencia en el Tour, en un domingo donde Pogacar puede volver a exteriorizar su alma can?bal mientras la carrera descubre nuevas rutas m?s all? de la épica del Tourmalet.



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