Las autoridades de Singapur ejecutaron este viernes a un preso condenado a la pena capital por delitos de drogas, el quinto ajusticiamiento desde que la ciudad-Estado reanudara la pr?ctica a finales de marzo tras la pandemia.

El singapurense Nazeri Lajim, de 64 a?os, fue ahorcado -el método con el que Singapur ejecuta a los condenados- a primera hora de la ma?ana en la prisi?n de Changi. La activista contra la pena de muerte Kokila Annamalai y el abogado Ravi Madasamy, que suele representar legalmente a condenados a la pena capital, confirmaron en las redes sociales la ejecuci?n. Lajim, con un largo historial de consumo y otros delitos de droga, fue sentenciado en 2017 por traficar con 960 gramos de hero?na.

El fallecido present? la v?spera ante un tribunal una solicitud de ?ltima hora para retrasar la ejecuci?n, que fue rechazada por los magistrados. Singapur tiene una de las leyes m?s draconianas del planeta contra el consumo y el tr?fico de drogas, que castiga en la mayor?a de los casos con la pena de muerte, llevada a cabo de forma muy opaca.

Activistas alertan de que la saturaci?n actual en el corredor de la muerte est? derivando en una aceleraci?n de las ejecuciones tras dos a?os de par?n por la pandemia, y que se retomaron el 30 de marzo con la ejecuci?n de Abdul Kahar bin Othman, singapurense de 68 a?os, también condenado por narcotr?fico. El 27 de abril, Singapur ejecut? al malasio Nagaenthran Dharmalingam -33 a?os y condenado por narcotr?fico- pese a las cr?ticas de la comunidad internacional y las peticiones para la suspensi?n de la sentencia de este reo con discapacidad intelectual probada. Mientras, el 7 de julio las autoridades ejecutaron a otras dos personas: el malasio Kalwant Singh, de 31 a?os, y el singapurense Norasharee Gous, de 48, también condenados por delitos de drogas.



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